¡Ajá! Esta probablemente no os la esperábais, pero como dijimos, esta vez se trataba de un informe narrativo y por eso también hay...¡trasfondo posterior! Así que si queréis saber las consecuencias de la caza del traidor...nuevo vídeo contándolo.
Os recuerdo que aquí está el original y aquí la partida.
Os pongo el vídeo, pero debajo está el texto completo.
"La noche cae sobre las almenas de Holtforf y la situación es desesperada. Rogamos a Ulric porque esta nota de auxilio alcance Middenheim, Altdorf o alguna de nuestros guarniciones mayores antes de que sea demasiado tarde. Resistiremos hasta el último aliento, por lo que, en caso de catástrofe, sirva este mensaje de un veterano soldado imperial como testimonio de lo ocurrido.
Como veterano de la guarnición de Holtdorf, asistí con recelo a los acontecimientos de las últimas semanas, con la desaparición de varios campesinos de los alrededores, y a como, cuando nuestro capitán fue llevado a los jardines de Morr, los ánimos se volvieron sombríos aquí en Holtdorf, con rumores de maldiciones y criaturas malvadas que acechaban en la noche. Yo había servido en el ejército del Emperador, y visto muchas cosas sobrenaturales más allá de estas tierras, pero la situación era preocupante. Me encontraba de guardia en las murallas cuando el viejo Alvar nos convocó, finalmente íbamos a poner solución a la situación, y que parecía que todo tenía que ver con el nuevo mago de batalla.
Los ánimos se encendieron rápidamente, los hombres estaban ansiosos de poner fin a estos sucesos, y contentos de culpar a alguien, por lo que en menos de una hora marchábamos hacia las colinas, incluso entonando cantos marciales, confiados en la compañía de los refuerzos de la capital, y dejando atrás las máquinas de guerra para acabar aquello cuanto antes. Pero no estábamos preparados para lo que encontraríamos allí.
Cuando alcanzamos las colinas, Alvar dirigía a los lanceros de la guarnición, cerca de mi posición, y más allá el cazador de brujas, Morgan se llamaba, enardecía a los espadachines y ordenaba a los caballeros avanzar. Nuestras órdenes fueron apostarnos en las colinas y cubrir su avance. Y ya desde allí lo vimos. Justo alrededor de la antigua torre de hechicería, el traidor se descubría. Seres antinaturales lo rodeaban, criaturas muertas devueltas a nuestro mundo, se movían despacio mientras veíamos que el brujo agitaba los brazos.
Pero eran pocos, y nosotros muy superiores, por lo que avanzamos de frente, con los pendones del Imperio y las brillantes armaduras reluciendo, mientras mis compañeros y yo abatíamos a una especie de bestias infernales que amenazaban a los hombres, con sus hocicos putrefactos chorreantes y sus cuencas vacías.
Tomamos la torre por asalto, pero cuando nuestras tropas se cerraban sobre el traidor, del camposanto cercano surgió algo mucho peor. Una verdadera criatura de la noche dirigía una hueste de pertrechados soldados revividos, un espectro aullaba en la distancia e incluso unos seres con aspecto de demonios alados sobrevolaban aquella inquietante escena.
Todo se complicó entonces. Pude ver como los caballeros de Morr eran despedazados por esas bestias, y como Alvar y sus valientes hombres resistían el embite de la muerte encarnada. Temimos lo peor, por lo que tratamos de atraer la atención del espectro con todo el valor que pudimos reunir. No lo negaré, los aullidos de aquel ser le hacían a uno desear la muerte, y vi como a mi lado la vida de Ulve y Patrick se desvanecía, mientras Thomas se descerrajaba un tiro a sí mismo para acabar con aquello. Corrí por mi vida.
Cuando me giré, los caballeros del semigrifo habían capturado al traidor, y nuestros lanceros resistían, llegando Morgan con los espadachines en su ayuda. Pero entonces aquel...vampiro, herido, pareció aumentar de tamaño, el cielo se oscureció, y de forma absolutamente imposible, comenzó a destripar a cuantos estaban junto a él. Uno de aquellas esqueléticas criaturas abatió a Alvar de un solo golpe. Más allá los alados demonios se abalanzaron sobre los semigrifos, ejecutando al traidor capturado en el combate entre las bestias, como si no quisieran que nadie pudiera interrogarlo. Asustados, los hombres rompieron filas. Pude ver como el vampiro y sus esbirros los cazaban, acabando con Morgan allí mismo. Nos tuvimos que batir en retirada, habíamos acabado con el traidor, pero antes había despertado algo fuera de nuestro alcance.
Han pasado dos días desde aquello. Algunos logramos alcanzar Holtdorf, pero la población que se ha ido refugiando tras las murallas cuenta historias terribles. Los caballeros negros de Morr ahora son horribles seres al servicio de la criatura, y no son los únicos alzados. Aparecen en las aldeas cercanas acabando con los vivos, aquí y allá.
Solo quedamos algunos heridos y los milicianos. Desde entonces podemos divisar desde las murallas como cadáveres andantes se dirigen hacia nosotros a todas horas, y se acumulan allá abajo, no sabemos a qué esperan. Por las noches escuchamos los aullidos de aquella mujer espectral. Tememos lo peor.
Como soy de los pocos que saben escribir, se me ha pedido que prepare copias de esta carta de auxilio. Las ponemos en manos de nuestros batidores y herreruelos, con la esperanza de que alguno logre encontrar ayuda. La nececitamos.
Eldwin Urggën, arcabucero estatal de Middenland"
Como veterano de la guarnición de Holtdorf, asistí con recelo a los acontecimientos de las últimas semanas, con la desaparición de varios campesinos de los alrededores, y a como, cuando nuestro capitán fue llevado a los jardines de Morr, los ánimos se volvieron sombríos aquí en Holtdorf, con rumores de maldiciones y criaturas malvadas que acechaban en la noche. Yo había servido en el ejército del Emperador, y visto muchas cosas sobrenaturales más allá de estas tierras, pero la situación era preocupante. Me encontraba de guardia en las murallas cuando el viejo Alvar nos convocó, finalmente íbamos a poner solución a la situación, y que parecía que todo tenía que ver con el nuevo mago de batalla.
Los ánimos se encendieron rápidamente, los hombres estaban ansiosos de poner fin a estos sucesos, y contentos de culpar a alguien, por lo que en menos de una hora marchábamos hacia las colinas, incluso entonando cantos marciales, confiados en la compañía de los refuerzos de la capital, y dejando atrás las máquinas de guerra para acabar aquello cuanto antes. Pero no estábamos preparados para lo que encontraríamos allí.
Cuando alcanzamos las colinas, Alvar dirigía a los lanceros de la guarnición, cerca de mi posición, y más allá el cazador de brujas, Morgan se llamaba, enardecía a los espadachines y ordenaba a los caballeros avanzar. Nuestras órdenes fueron apostarnos en las colinas y cubrir su avance. Y ya desde allí lo vimos. Justo alrededor de la antigua torre de hechicería, el traidor se descubría. Seres antinaturales lo rodeaban, criaturas muertas devueltas a nuestro mundo, se movían despacio mientras veíamos que el brujo agitaba los brazos.
Pero eran pocos, y nosotros muy superiores, por lo que avanzamos de frente, con los pendones del Imperio y las brillantes armaduras reluciendo, mientras mis compañeros y yo abatíamos a una especie de bestias infernales que amenazaban a los hombres, con sus hocicos putrefactos chorreantes y sus cuencas vacías.
Tomamos la torre por asalto, pero cuando nuestras tropas se cerraban sobre el traidor, del camposanto cercano surgió algo mucho peor. Una verdadera criatura de la noche dirigía una hueste de pertrechados soldados revividos, un espectro aullaba en la distancia e incluso unos seres con aspecto de demonios alados sobrevolaban aquella inquietante escena.
Todo se complicó entonces. Pude ver como los caballeros de Morr eran despedazados por esas bestias, y como Alvar y sus valientes hombres resistían el embite de la muerte encarnada. Temimos lo peor, por lo que tratamos de atraer la atención del espectro con todo el valor que pudimos reunir. No lo negaré, los aullidos de aquel ser le hacían a uno desear la muerte, y vi como a mi lado la vida de Ulve y Patrick se desvanecía, mientras Thomas se descerrajaba un tiro a sí mismo para acabar con aquello. Corrí por mi vida.
Cuando me giré, los caballeros del semigrifo habían capturado al traidor, y nuestros lanceros resistían, llegando Morgan con los espadachines en su ayuda. Pero entonces aquel...vampiro, herido, pareció aumentar de tamaño, el cielo se oscureció, y de forma absolutamente imposible, comenzó a destripar a cuantos estaban junto a él. Uno de aquellas esqueléticas criaturas abatió a Alvar de un solo golpe. Más allá los alados demonios se abalanzaron sobre los semigrifos, ejecutando al traidor capturado en el combate entre las bestias, como si no quisieran que nadie pudiera interrogarlo. Asustados, los hombres rompieron filas. Pude ver como el vampiro y sus esbirros los cazaban, acabando con Morgan allí mismo. Nos tuvimos que batir en retirada, habíamos acabado con el traidor, pero antes había despertado algo fuera de nuestro alcance.
Han pasado dos días desde aquello. Algunos logramos alcanzar Holtdorf, pero la población que se ha ido refugiando tras las murallas cuenta historias terribles. Los caballeros negros de Morr ahora son horribles seres al servicio de la criatura, y no son los únicos alzados. Aparecen en las aldeas cercanas acabando con los vivos, aquí y allá.
Solo quedamos algunos heridos y los milicianos. Desde entonces podemos divisar desde las murallas como cadáveres andantes se dirigen hacia nosotros a todas horas, y se acumulan allá abajo, no sabemos a qué esperan. Por las noches escuchamos los aullidos de aquella mujer espectral. Tememos lo peor.
Como soy de los pocos que saben escribir, se me ha pedido que prepare copias de esta carta de auxilio. Las ponemos en manos de nuestros batidores y herreruelos, con la esperanza de que alguno logre encontrar ayuda. La nececitamos.
Eldwin Urggën, arcabucero estatal de Middenland"
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