viernes, 29 de noviembre de 2024

[TRASFONDO] Diezmo de Sangre

 ¡Buenos días! Con lo de mañana no va a estar el horno para bollos, pero mientras los generales afilan sus armas, me parece buena idea dejaros por aquí el trasfondo que preparé para el III Torneo Panzerhammer al que asistí hace un par de semanas, así como la lista que jugué, hecha de forma temática, para este torneo a 1.999 puntos. Y para saber más, ayer hubo vídeo...



Mientras el sol se ponía sobre las antiguamente blancas murallas de la Ciudad de los Verdugos, juegos de luces y sombras danzaban entre los restos de sangre que recubrían el mármol, y Kelenthria contemplaba con una mirada de satisfacción a sus subordinados desfilar, atravesando la singular puerta de la ciudad con aire marcial.

Las corazas de oro bruñido de los caballeros gélidos atraían todas las miradas de los ciudadanos elfos que veían partir al contingente, aunque sin duda se podría encontrar entre la multitud a más de un noble que esperaba que jamás volvieran de su misión, librándose así de sus rivales políticos, que con frecuencia además compartían su mismo apellido.

La Ciudad del Culto a Khaine tenía mucho en común con el resto de ciudades de Naggaroth, pero también muchas diferencias, porque pese a que la lealtad al Rey Malekith no se ponía en duda, quien gobernaba la ciudad a su antojo era el Culto de Khaine, personificado en Hellebron, la anciana Reina Bruja. Y las leyes que emanaban de su autoridad religiosa eran únicas en el reino, puesto que mucho de lo que en cualquier rincón de Naggaroth era permitido, e incluso incentivado, estaba prohibido en Har Ganeth.

En ese momento se podía contemplar con orgullo el paso de los verdugos, soldados rituales que empuñaban el tradicional draich y que se encargaban de la última consecuencia de la ley misma. Y precisamente el hecho de que alguien hubiera escapado a su audiencia con los distinguidos avatares del dios Khaine era lo que originaba su misión. Hacía unos días que se había descubierto el asesinato de Yldrëth Morwel en sus aposentos, poderoso traficante de esclavos y uno de los más generosos donantes de sacrificios al Templo, para gran desagrado de la señora de la ciudad. Por lo que le habían comunicado a Kelenthria no había sido muy difícil encontrar a la mano ejecutora y sonsacarle el resto de la información de forma extremadamente concienzuda, pero para cuando la guardia había acudido a buscar al culpable último de cometer un asesinato en Har Ganeth, el mercader Dagorëth Kiswel había escapado de la ciudad, y aparentemente embarcado en un Arca Negra.

Nadie escapaba de la ley de Hellebron, y el Templo se enorgullecía mucho de ello, así que por fin había llegado su oportunidad de ganarse el favor de la Reina Bruja. A Kelenthria se le había encomendado traer de vuelta al fugitivo para que conociera de primera mano las consecuencias de sus actos, y se le había dado el mando de una pequeña expedición. No eran muchos soldados, pero las tropas de Har Ganeth no eran como las del resto de ciudades, eran verdaderos especialistas en complacer al Dios de la Mano Ensangrentada.

En ese momento se percató Kelenthria, con cierto disimulado disgusto, de que una sombra se había manifestado a su lado. Encapuchado, el elfo no dijo una sola palabra. Se trataba del asesino que el Templo había puesto a su servicio en aquella expedición. Podía ser muy útil, pero la elfa era plenamente consciente de que tendría su propia misión y que si no satisfacía las expectativas que la Reina Bruja había puesto en ella, probablemente el asesino se ocuparía de que jamás volviera a ver las murallas de la Tierra del Frío.

El desfile continuaba, y la gente que lo contemplaba había retrocedido un par de pasos de forma casi inconsciente. En contraste con las brillantes armaduras que acababan de contemplar, ahora una multitud de semidesnudas elfas brujas saltaban y danzaban mientras sus aullidos y cánticos alababan a Khaine. Kelenthria era consciente de que su misión le iba a privar de asistir a la Noche de la Sangre, para la que solo faltaban unas pocas semanas, y eso le dejaba un mal sabor de boca. Por otro lado, estaba completamente segura de que el Templo esperaba que no volviera de su viaje solo con Dagorëth apresado, así que tendría la ocasión de aprovechar la travesía para “visitar” y “conocer” unos cuantos lugares y a sus gentes, y darles a conocer al dios favorito de los elfos oscuros. Cruzó la mirada con la única elfa bruja que no danzaba, la sacerdotisa tenía una mirada homicida que le helaba la sangre a cualquiera, pero a Kelenthria le encantaba alcanzar ese estado cuando entraba en batalla. Tenía grandes expectativas a largo plazo, y había puesto muchas esperanzas en que esta misión le acercara a sus objetivos. Pero, como mínimo, iba a disfrutar de ese viaje.



  • Noble elfa oscura con alabarda, armadura pesada, capa de dragón marino, escudo y Sello de Ghrond
  • Asesino con dos armas de mano, Caricia Mortal y Veneno Negro
  • Sacerdotisa elfa bruja con Matahombres y Runa de Khaine
  • 5 jinetes oscuros con lanza y músico
  • 25 elfas brujas de Khaine con dos armas de mano, grupo de mando completo, Estandarte de la Sangre y Matahombres en la campeona
  • 15 elfas brujas de Khaine con dos armas de mano, grupo de mando completo, Estandarte de Guerra y Poción Bruja en la campeona
  • 20 verdugos con grupo de mando completo
  • 10 caballeros gélidos con grupo de mando completo
  • Caldero de sangre

1 comentario:

  1. Si señor, muy chulo. Breve y potente a la vez. A esta secta en concreto quiero tenerla en frente de una mesa en algun momento, aver de k pazta ezta hecha...o a ver en q pazta me convierte.

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