¡Buenos días! Hay que tener cuidado con lo que se desea, y también con lo que se teme, porque como se puede ver en este relato de trasfondo del VI Torneo Leyendas en Miniatura los Dioses del Caos, los Vientos de la Magia...y Cordo haciendo los emparejamientos pueden ser todos muy puñeteros. Los pobres Ogros de Gragh tenían una corazonada...
Un furibundo rugido atronó a lo largo y ancho del
destartalado campamento, poniendo en alerta a los pocos que aún dormían y
provocando la agitación de los pequeños pielesverdes que se afanaban rebuscando
algo de valor entre los estercoleros amontonados contra las raídas pieles de
las toscas tiendas. El propio Gragh fue arrancado de sus sueños y se sorprendió
al encontrarse a sí mismo medio erguido en su lecho mientras se hacía consciente
de que el atronador sonido había salido de sus propias fauces. De nuevo ese
sueño, cada vez era más frecuente y vívido. El déspota se desprendió de las
lujosas mantas que aún cubrían sus cuartos traseros y se levantó despacio para
encaminarse hacia la entrada de su tienda. Podía ver las tintineantes
proyecciones de los fuegos del campamento sobre las gruesas pieles que
delimitaban su inviolable espacio y como de repente fueron sustituidas por la
penumbra cuando Krugg apareció en la entrada.
-¿Pas´a algo?- Preguntó el matón despreocupadamente. Ya se
estaba acostumbrando a estos sobresaltos y la tranquila actitud del déspota le
confirmó que, efectivamente, se trataba de nuevo de esa pesadilla, recuerdo,
premonición, o lo que demonios fuese. Gragh por su parte posaba la mano sobre
su panza, donde hacía unos segundos había sentido que un descomunal brazo en
forma de pinza lo había atravesado por completo, y para cuando devolvió la
mirada al matón, todavía podía ver el caprino pero extrañamente estilizado
rostro de piel pálida que lo miraba extasiado saboreando la muerte del déspota.
Unos ojos negros brillaban con un placer excesivo mientras la larga cabellera
se erizaba a medida que la sangre explotaba en un geiser y salpicaba el mentón
de ambos contendientes. La imagen se desvaneció al fin, y fue sustituida por el
tosco y brutal rostro de su lugarteniente, que seguía mirándolo estoico al
borde de la entrada.
-Levántalos y pon´los en marcha. Es inminente- Dijo al fin
el déspota, y se dirigió decidido hacia la armadura que descansaba sobre un
rico soporte de madera en el extremo contrario a su lecho, junto a su
descomunal maza de guerra. Mientras Krugg salía dispuesto a disciplinar a la
tribu, Gragh se vio reflejado en el metal verde brillante y se tomó un momento
para reflexionar. Todo lo que había hecho desde que compró su libertad, guiando
a los embajadores Halflings encabezados por el Cheff Vialás hasta los dominios
de su padre hacía ya un par de años, había sido deambular por todo el mundo sin
un rumbo ni meta fija. Había luchado en Lustria, explorado los desiertos del
norte, luchado como mercenario, forjado alianzas, había visto y combatido a
todo tipo de criaturas. Ninguna le había hecho dudar y, sin embargo, desde que
había fundado su reino, unas criaturas extrañas habían empezado a invadir sus
sueños y últimamente estos acababan con su propio asesinato a manos de los que
los magos llamaban Guardián de los
secretos. El déspota no terminaba de entender qué era lo que atraía a la
criatura a sus pesadillas, y aunque los magos opinaban que en el caso de un
ogro, lo más probable es que se tratase de la glotonería, afirmaban también que
quizás se trataba de un anhelo profundo y obsesivo, que por supuesto Gragh
jamás había compartido con ellos y, lo cierto, es que no lo hubiera hecho ni
aunque lo supiera.
Levantó la mirada hacia el yelmo emplumado que completaba la armadura y comenzó a vestírsela mientras rebuscaba en su interior esa ambición de que se alimentaban sus demonios. Quizás fue equipararse con sus aliados, líderes de linaje de sus respectivas razas, un rey Enano, un noble Elfo, un Conde Bretoniano… eran títulos ancestrales, el solo era el retoño de un individuo brutal, ni siquiera había seguido la tradición de devorarlo para ocupar su lugar, sino que había forjado su liderazgo en el exilio. Fuera lo que fuera, desde hacía unas semanas había decidido encontrarse con su destino en las fértiles tierras de la Asamblea, y había movilizado a los supervivientes de la campaña en defensa de sus tierras de vuelta al Imperio, donde comenzó todo. Reclutaría una nueva embajada de Halflings y tentaría a la suerte de nuevo, volverían a ser los buscadores y si nadie conseguía interponerse, daría por satisfecho el desafío y volvería a cimentar su orgullo. En ese momento, cuando sus manos sostenían el yelmo, lo entendió. La gloria. Demostrar ser más grande que cualquiera de sus congéneres, eso era, no respondía a los estándares de un déspota, ni siquiera de un ogro, era único y había conseguido mucho más que la mayoría. Se puso el yelmo y ajustó las correas y el cinturón de cuero antes de dirigir sus pasos al exterior de la tienda y con las primeras luces del alba recortadas contra las cumbres de las montañas del fin del mundo, observó a sus seguidores, ya casi completamente reunidos en torno a la gran carpa. Ogros veteranos, bestias salvajes, gnoblars, todos seguían con ciega fe sus pasos, pasos que hoy de nuevo volvían al camino, un camino que era una saga de inusuales hazañas y en el que pronto se enfrentaría, desafiante, a su destino, en el que ya solo le restaba un anhelo por satisfacer, convertirse en leyenda.
- Déspota con Maza Ablandacarnes, Ramita de Laurel y Burlamuertes
- Matarife con 1 gnoblar marmitón y Hoz de Grut
- Matón portaestandarte de batalla con gnoblar avisador y León de Jade
- 20 gnoblars
- 4 ogros toro con puño de hierro, armadura ligera y músico
- 5 tripasduras con músico y campeón
- 3 sueltafuegos con campeón
- Tirasobras gnoblar
- Cuernospétreos
- 3 comehombres, uno con espada larga catayana, uno con arma a dos manos y uno con ristra de escopetas
Qué decir del relato: corto, conciso, con profundidad y estilo... Casi pudiera parecer que estoy describiendo el ejército al que se refiere, ¡Pero no!: En sí el relato es buenísimo, pero acompañado de ese ejército, el conjunto es soberbio; enhorabuena Graght 👍👍
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