¡Buenos días os den los dioses verdes! Siempre hace falta un poquito de humor en el Viejo Mundo, y de eso los orcos y goblins aportan de sobra. Hoy compartiremos más trasfondo del VI Torneo Leyendas en Miniatura de la mano de Duffman, que dice que vienen fuertes.
El dedo huesudo del Ugnuz ejerció presión sobre el gusano aplastándolo
contra el cuenco. Un líquido viscoso de color azul embadurnó la mano del
chamán orco. Este la alzó, y se la pasó por la cara al salvaje que tenía
enfrente, dejándola marcada.
Los tambores empezaron a sonar en el campamento de manera
atronadora.
Un gran grupo de orcos salvajes bailaban y gritaban al ritmo de la
música. Los goblins silvanos libraban una guerra de bolas de heces de gigante
tirándoselas unos a otros, mientras sus enorme arañas, cobijadas en el límite
entre la luz que arrojaban las antorchas y la oscuridad, acechaban con
hambrientas intenciones a un par de goblins nocturnos despistados.
Los lobos gruñían y mostraban sus dientes mientras forcejeaban por
algunos trozos de carne.
Otro grupo de orcos, había atado a dos goblins en sendos jabalíes a los
que azuzaban librando una carrera entre las hogueras. Uno de ellos cayó al
suelo y fue empalado por su montura llena de rabia. Las risas de los
espectadores se entremezclaban con los gritos de súplica del goblin que había
sido designado para ser el sustituto del fallecido jinete.
A pesar del jolgorio, Ugnuz estaba preocupado. El viaje había sido largo,
y los chicoz estaban ávidos de combate. Las tensiones entre las distintas
peñaz de pielesverdes de la tribu eran cada vez más evidentes.
En ese momento el gran jefe Gaghog salió de su tienda.
La presencia intimidante del gran orco negro, si bien estaba lejos de
conseguir algo parecido a una disciplina marcial había sido capaz de conducir a
las peñas de salvajez al combate y de imponer algo remotamente parecido al
orden. Al menos, hasta ahora.
Ugnuz conocía a Gaghog desde que tenía consciencia. Si bien hablar de
lazos familiares de hermandad no tenía sentido en la sociedad orca, sí que se
podía decía asemejar a una relación simbiótica. Ambos se complementaban.
Uno recibía las visiones de Morko y el otro se encargaba de que la horda las
cumpliese.
Los pielesverdes se apartaban al paso de Gaghog que lo miraban con
una mezcla de miedo y en algunos casos con odio. Muchos salvajes, sobre
todo los más grandes cada vez aceptaban menos su liderazgo. Se podía cortar
la tensión en el ambiente. Ugnuz temía que en cualquier momento se iniciase
una trifulca que diese al traste con sus planes definitivamente.
El waaagh se disolvería antes de empezar.
Varios orcos primitivos portando armas de hueso y piedra se
aproximaron al gran jefe. Un silencio sepulcral se adueñó del lugar. Los
impresionantes músculos del gran jefe empezaron a hincharse y su respiración
notaba incluso debajo de su armadura.
Ugnuz imploró ayuda a Morko.
Y fue en ese momento cuando, una bola de heces del gigante impactó en la cara del orco negro. Los goblins silvanos, ajenos a todo lo que estaba
ocurriendo habían seguido jugando con ellas. En un despiste, un lanzamiento
desafortunado se desvió de su objetivo y había acertado en el lugar menos
indicado.
Las venas del rostro de Gaghog se hincharon hasta parecer a punto de
explotar. Agarró al goblin Silvano más próximo y le arreó un puntapié
lanzándolo con tal fuerza que impactó contra una mesa cercana en la que
reposaban los cuencos con los ungüentos para los tatuajes.
La virulencia del golpe, ejerció un efecto de catapulta que lanzó los
recipientes de vuelta contra Gaghog, impactando de nuevo varios de ellos en la
enorme criatura y tiñendo gran parte de su piel y armadura de rojo y azul.
Tras unos interminables segundos de silencio, las carcajadas resonaron
en todo el lugar a la vez que varios de los orcos salvajes empezaban a gritar el
nombre de Gaghog. Finalmente, todo el campamento alzaba su voz al
unísono.
Estaba claro de, a la vista de los salvajes, el orco negro estaba
bendecido y debían seguirlo a la batalla.
El chamán Ugnuz alzó la mirada a la luna agradeciendo a Morko su
ayuda. El waaagh seguiría adelante.
- Gran chamán orco de nivel 4, con Baztón Rugozo de Buzgob
- Gran jefe orco negro con dos armas de mano y Koraza Dura de Pelar de Drog
- Chamán goblin de nivel 2 con Ditto Dize Doz
- Chamán goblin de nivel 2 con Aro Pegapiñoz de Nibbla y Pergamino de Dispersión
- 5 jinetes de araña con lanza y músico
- 5 jinetes de lobo con lanza y músico
- 5 jinetes de lobo con lanza y músico
- 18 orcos salvajes con dos rebanadoras y grupo de mando
- 18 orcos salvajes grandotes con dos rebanadoras, grupo de mando y Eztandarte del Beztia de Nogg
- 21 goblins nocturnos con escudo, músico y 2 fanáticos
- 2 karros de lobos
- 2 lanzapinchoz
- Karro de jabalíes
- 5 jinetes salvajes de jabalí con lanza, escudo y campeón
- Gigante
- Katapulta lanzagoblinz
¡Hola Duffman!
ResponderEliminarComenzando por el final, quisiera resaltar varias cuestiones:
1- Aunque mola que el Gran chamán no sea el sempiterno Gran chamán Goblin nocturno por el tema de las setas, sí que es cierto que se hace un poco raro que sea el único orco común de la lista junto con el carro de jabalíes; con esa abundancia de orcos salvajes, uno se esperaría que al menos uno de los personajes también lo fuese. Esto lo digo porque para mí el trasfondo pesa más que la optimización de la lista, quiero decir, que es cuestión de opiniones y estilos, sólo eso... De hecho si yo quisiese jugar una lista así, probablemente el Gran chamán sería goblin común, el gran jefe sería salvaje y de los otros huecos, pues según me diese, pero entiendo naturalmente que buscas una lista optimizada pero sin abusar (a mí no me parece abusiva en ningún término, vaya eso por delante).
2- me resulta curioso que a los carros de lobos no les hayas pagado el goblin adicional y las lanzas; por +7 puntos por carro, los ataques de los Goblins pasan de ser 3 ataques de F3 a 4 de F4, lo que es un cambio de capacidades muy grande habida cuenta lo barata que es la mejora, (áh, sí, y puedes disparar una vez más por turno 🥳).
3- el relato en sí está muy chulo, sobre todo por el espacio que dedicas a describir la ambientación general de la escena, ya que de ese modo no resulta esforzado imaginarse el clima de suciedad y anarquía que tanto caracteriza a los pieles verdes; ayuda mucho al lector para meterse en situación.
4- Aún entendiendo que pretendías que el resultado del mismo fuese continuista, no puedo por más que decir que en cuanto ese par de salvajes se acercaron al gran jefe, pensé que le desafiarían y que el clan pasaría a estar liderado por un salvaje ( lo que he de reconocer, me parece más natural, por la abundancia de ellos que hay en la lista), pero bueno, la verdad es que al final todo acaba de una forma muy pielverde: fiesta, diversión y cacas por doquier.
¡Un abrazo mú grande Duffman!