Buenos días buscadores de historias. La campaña narrativa de Fantasy ha seguido su lento transcurso, y en este interludio entre las rondas 4 y 5, toca hacer publicaciones.
Ya hemos visto el desenlace de las partidas de la ronda 4, pero en este caso podemos contar con un relato de batalla (no es un informe, está escrito en tono trasfondístico) de la partida que jugaron los imperiales de Fluxus von Raukov (Alejandro a los mandos) contra los ogros de Brogg (Federico llevaba las cachiporras). Este relato lo ha escrito Alejandro, que además es un excelente ilustrador, y ha sabido darle su toque propio. Os dejo que lo disfrutéis tras el salto. ¡Gracias Alejandro!
Carta secreta del intrigante hechicero de batalla Bengt Knut Erik
af Klintberg, lugarteniente de Los "Desharrapados de Fluxus"
dirigida a su superior Tyrus Gormann Patriarca del Colegio
Brillante, en la que detalla sus desventuras en "Stürminsel" (Isla de
Tormentas) :
Ese engreído de Fluxus von Raukov, cuarto hijo del Conde
Elector de Ostland, no me inspira ninguna confianza. Si su humilde
servidor Bengt Knut Erik af Klintberg ha conseguido escapar de
los captores silvanos fue gracias a sus propias artimañas pirománticas y no a
la destreza de la expedición imperial que entro en liza con los elfos. Mientras
las fuerzas imperiales de Fluxus maniobraban torpemente por el campo de tiro en
el que se había vuelto el campo de batalla, los lánguidos orejotas pudieron
ejecutar a cuchillo al destacamento de refuerzo del que el mago formaba parte.
Este era un séquito de élite compuesto por caballeros templarios, sacerdotes
guerreros, inquisidores y cazadores de brujas, que habría podido reclamar fácilmente
Stürminsel como dominio imperial frente a las otras potencias que la disputan.
Fluxus tuvo que admitir a regañadientes las recomendaciones y el
salvoconducto que el Conde Elector de Ostland, Valmir von Raukov le había
proporcionado e hizo un hueco en el consejo de mando de la expedición al
piromante superviviente de la debacle. El siguiente enfrentamiento contra la
Hueste de Xa Hex no se había saldado de manera concluyente y solamente la
misteriosa desaparición del líder de sangre fría había permitido a la
expedición reorganizarse sin sobresaltos.
Brogg y su escolta de tripasduras avanzando bajo la artillería imperial. Ilustración por A. Carrot. |
Bengt Knut respetaba sin embargo la férrea disciplina que Von Raukov
había impuesto a sus hombres, que maniobraban como uno solo, sabían que el
capitán no se andaba con rodeos y que la mínima desobediencia implicaba su
ejecución inmediata. En esta ocasión la brillantez táctica del general y la
disciplina de sus hombres auguraba un escenario favorable en la batalla que se
avecinaba. Avanzando bajo una densísima niebla, la vanguardia imperial había
localizado unas ruinas que podían albergar artefactos arcanos y habían
identificado también una expedición rival que los exploradores habían
denominado como "Die Graue Hugel Oger"(Los Ogros de las Colinas
Grises) dirigida por el feroz Brogg que se encaminaba a las
mismas.
El despliegue. |
El megalómano Von Raukov en esta ocasión aprovecharía la
escasa visibilidad para optimizar el despliegue de su ejército. El líder humano
dispuso a sus tropas en una doble media luna simétrica justo detrás de las
ruinas, prestos los cañones y la infantería para el contraataque. El
sofisticado despliegue había requerido la mayor tarde del día y ya había
avanzado la tarde cuando se levantó la niebla: La artillería imperial comenzó a
rugir y vaporizó la escolta del general ogro. Ante semejante despliegue
pirotécnico el feroz caudillo Brogg decidió huir y no volvió. Pese a perder
gradualmente apoyos en los flancos, los imperiales habían forzado a los ogros,
que no disponían de proyectiles, a adentrarse en las ruinas, en las que se
vieron ralentizados, o a asomarse por pasillos de terreno despejado y exponerse
a contracargas. Una de estas maniobras se ejecutó en el flanco derecho en el
que los grandes espaderos de Nordland y los templarios del grifo descuartizaron
un regimiento de ogros y tomaron control de las ruinas.
En el flanco izquierdo sin embargo la codicia se apoderó del impulsivo
Fluxus que hasta entonces había actuado como un estratega impecable. Los brutales humanoides habían adiestrado una manada de tigres de dientes de sable
y las pieles de estas fieras eran tremendamente codiciadas en la corte de
Altdorf, cuando la jauría arremetió torpemente contra el flanco de los
caballeros que acompañaban a Von Raukov este decidió que no dejaría escapar sus
preciados pellejos. Él y su escolta se dedicaron a perseguir a estas bestias
fuera del campo de batalla. Cuando lograron despellejarlos y volver al
escenario del enfrentamiento la noche ya caía y los ogros restantes al mando
del matarife se habían atrincherado en las ruinas del flanco izquierdo.
La combinación de niebla y oscuridad hizo imposible ordenar una carga contra el séquito del matarife, que se había parapetado en las ruinas de la izquierda. Mientras los esclavos gnoblars exploraban estas en busca de ingenios mágicos, las fuerzas imperiales se resignaron a vigilarles y a hacer lo propio en las ruinas misteriosas que controlaban en el flanco derecho.
La combinación de niebla y oscuridad hizo imposible ordenar una carga contra el séquito del matarife, que se había parapetado en las ruinas de la izquierda. Mientras los esclavos gnoblars exploraban estas en busca de ingenios mágicos, las fuerzas imperiales se resignaron a vigilarles y a hacer lo propio en las ruinas misteriosas que controlaban en el flanco derecho.
A pesar de las muestras del ingenio del líder de la expedición, este parece
más interesado en reclamar esta isla castigada por los elementos para el mismo
y no para la causa imperial. Esta ambición imperdonable se evidenció con su
intencionado descuido al rescatar de los crueles elfos al contingente de
refuerzo el que viajaba un humilde servidor. Por este ignominioso motivo ruego
al ilustre patriarca del colegio brillante para que ejerza su influencia ante
el emperador Karl Franz, para relevar a este traidor del mando de la
expedición. Anticipándome a su sabia actuación tomaré las medidas oportunas
para que este presuntuoso pavo real que se pasea por el campamento con sus recién
estrenadas pieles de tigre de dientes de sable acabe encadenado y juzgado en la
capital.
El deselance |
Fluxus von Raukov tras la batalla. Ilustración por A. Carrot. |
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