Muy buenas entusiastas de las buenas historias. Iba a decir del lore. O de la Lore algunos. Pero quedémonos con historias, o acabaremos hablando de skinks y aelfs. Nuestro querido Narbek nos ha querido deleitar con un fragmento absolutamente novelesco de historia fantástica, y la verdad, me parece que tiene mucho nivel, así que...os recomiendo hacer una pausa en lo que sea que estéis haciendo...y disfrutarlo.
Muy buenas, ratones de biblioteca,
Hoy os traigo un artículo diferente; principalmente, porque no es un artículo, sino un relato.
Hace poco, Cordo colgó el final de la campaña de Los muertos no cuentan cuentos y yo, la verdad, lo disfruté muchísimo. Sí, me tocó el corazoncito que recuperara personajes que había inventado para los informes narrativos y les diera también su final (llamadme egocéntrico), pero sobre todo porque me gustó poder disfrutar de una nueva historia en el ambiente del Viejo Mundo. Así que me "piqué", me entraron ganas de escribir algo yo mismo y aquí tenéis el resultado; bueno, parte del mismo.
Sin más dilación, os dejo con la primera parte de "Solo negocios". Espero que os guste.
Zaludoz verdez,
Narbek
Una jarra se estrelló contra la pared a pocos centímetros de su
cabeza. Con un gesto indolente, Guido se limpió los añicos del hombro. Al menos
no había caído ninguno en su copa.
La pelea había comenzado como tantas otras peleas de taberna: por
política. Concretamente, la política de conquista bretoniana; y aún más
concretamente, la que trataban de llevar a cabo dos jóvenes caballeros con una
de las mozas de la taberna. Y aquella aventura no habría tenido mayor
trascendencia, con mejor o peor fortuna para la pobre moza, si no fuera porque
aquellos dos jovenzuelos habían ido a echarle el ojo, precisamente, a la
querida de uno de los parroquianos habituales, un jayán de mala reputación que
respondía al nombre de Buey, el cual no vio con muy buenos ojos que aquellos
dos fulanos engalanados trataran de levantarle la falda a su chica. Tras un
breve debate anatómico (sugiriendo Buey por donde se podían meter las manos
mutuamente los caballeros) y genealógico (mencionando estos la segura
consanguinidad de los antepasados del jayán), Buey decidió que lo que aquellos
mozos necesitaban era sentar la cabeza, por lo que le estampó un taburete en la
frente a uno de ellos. Tras un instante de incredulidad, su compañero lanzó un
directo contra la cara del gañán, pero este, anticipando el ataque, lo bloqueó
con el antebrazo; y ya se disponía a devolverlo, cuando los escuderos de los
caballeros acudieron en ayuda de sus amos. La inferioridad numérica no era algo
que preocupase a Buey, pero sus compinches, con quienes había estado bebiendo
hasta el incidente, decidieron que no iban a dejarle a él toda la diversión.
También se unieron a la pelea unos mineros enanos con ganas de bronca y un
halfling al que, con el jaleo, le habían tirado su plato de guiso. La taberna
estalló en un pandemónium: las jarras volaban, las sillas se destrozaban y los
dientes saltaban. Pero aquello no molestaba a Guido.
-¿Esto siempre es así? –preguntó su interlocutor, mirando despectivo
por encima de su hombro. Guido observó al hombrecillo sentado frente a él, tan
fuera de lugar en aquella taberna como un sacerdote de Sigmar en un prostíbulo,
sus elegantes ropas negras enmarcadas por una capa ligeramente más grande de lo
que debería.
-Oh, no –vació la copa de un trago y echó mano de la jarra para
servirse más. El halfling salió volando a través de una ventana, que estalló en
pedazos- A veces hay peleas de verdad.
Una sonrisa irónica cruzó el rostro del hombrecillo.
-Ya veo –se giró, encarándose a Guido- Bien, ¿por dónde íbamos?
-Me iba a explicar para qué necesita realmente los servicios de mi
compañía.
-Ah, vamos, capitán Lambardi. Las personas que me recomendaron sus
servicios me aseguraron que no se perdería usted en esa clase de detalles.
-Y esas personas aseguraron bien –terminó su copa y se reclinó en
la silla, apoyando los pies sobre la mesa, las manos detrás de la cabeza- Pero
acostumbro a tratar con mercaderes. Qué transportan y a dónde, no es asunto
mío, solo me importa su protección y cobrar por ello; pero siempre hay una
mercancía. Así que comprenderá que me extrañe cuando dice que usted sería lo
único a proteger; no se ofenda, pero no tiene usted pinta de resultar una
mercancía demasiado valiosa.
-¿Tan extraño le resulta que un viajero valore su propia
integridad física y prefiera viajar seguro?
-No, claro que no. Todos solemos preferirnos vivos. Precisamente
por eso, la mayoría de gente no corre riesgos si no consiguen algo a cambio.
-¿Como escoltar caravanas de contrabando hacia el Imperio, por
ejemplo?
-Por ejemplo –sonrió Guido-. Riesgo, beneficio; es la naturaleza de
los negocios, amigo.
-Entiendo. Me pregunto qué pensarían las autoridades imperiales de
esta teoría económica…
La sonrisa se borró un momento de la cara de Guido, para volver al
instante convertida en una mueca amenazadora.
-No le recomiendo seguir ese hilo de pensamiento. Esto no es el
Imperio –dijo, deslizando lentamente una de las manos hacia su cintura- y
dichas autoridades están muy lejos de aquí.
-Mis disculpas –dijo tranquilamente el hombrecillo, levantado un
poco las manos- tengo la tendencia a teorizar sobre los más variados asuntos.
-Ajá… Mientras sea teórico…-relajó la sonrisa, mientras devolvía
la mano tras su cabeza- Entonces, ¿cuál es el objetivo del viaje?
El hombrecillo suspiró y se encogió de hombros.
-Necesito subir una montaña y, simplemente, no me gustaría verme
molestado por un puñado de goblins.
-¡Ja! No mucha gente está dispuesta a dar un paseo por las
montañas por el mero placer del ejercicio físico; y aún menos están dispuestos
a pagar por los servicios de toda una compañía como escolta.
Con un estrépito, uno de los caballeros se estrelló contra la
pared, cayendo desmadejado junto a ellos.
-Psé, mucha Dama, mucho Grial, pero les bajas de un caballo y no
aguantan ni un par de leches- dijo Guido con sorna-. Mire, vamos a dejarnos de
tonterías. Usted es un buscador de tesoros, un coleccionista. La razón por la
que ha decidido buscarlos directamente en persona, en vez de en una limpia y
cómoda casa de subastas en Altdorf, no es de mi incumbencia. Pero sí lo es mi
propio pellejo; y debe saber que los enanos no se toman nada bien cuando la
gente se dedica a husmear en sus ruinas.
Como para enfatizar las palabras de Guido, uno de los mineros enanos
aplastó la nariz de uno de los compinches de Buey de un puñetazo, para acto
seguido estamparle la cabeza contra la barra.
-Así que –continuó el mercenario, indiferente a la violencia de
alrededor- necesito un seguro que haga que merezca la pena el riesgo.
-Está bien, capitán. Como ha dicho, dejémonos de tonterías. Sí, la
finalidad de mi viaje es recuperar un objeto, digamos, extraviado; pero no se
preocupe, no se trata de ningún tesoro enano.
-¿Y entonces?
-Empiezo a pensar que su reputación está considerablemente
sobreestimada, capitán.
-Ah, entiéndame –abrió los brazos en un gesto de falsa inocencia y
bajó los pies de la mesa- No es por comadrear, debo saber qué esperar. No
pretenderá que guíe a mis hombres hacia el peligro sin una recompensa acorde.
-Conozco sus tarifas, capitán. Todo lo que necesita saber es que
la zona donde nos dirigimos se rumorea como territorio de varias manadas de
hombres bestia.
-Hombres bestia… -masculló, mesándose el bigote con dos dedos-
Prefería los goblins, huyen más rápido…
El enorme crujido de una mesa aplastada acompañó la caída de Buey
y marcó el final de la pelea. El enano que seguía en pie echó mano de la jarra
más cercana, la volcó entera en su garganta, eructó sonoramente y se derrumbó
de espaldas.
-Aun así, necesitaré la mitad por adelantado. Comprenda que no es
personal, solo son los negocios, ya sabe.
El hombrecillo echó mano a su cintura, sacando una bolsa llena y
la arrojó sobre la mesa. A Guido se le iluminaron los ojos con codicia.
-¿Suficiente? Me gustaría partir al alba.
-Suficiente. Ya tiene usted escolta –dijo, extendiéndole una mano
mientras con la otra recogía la bolsa- Patrón.
Muy bueno!! me he quedado con ganas de segunda parte jajaja
ResponderEliminarSi! Muy chulo :) Yo también me he quedado con la intriga!
ResponderEliminar¡Gracias! ^^ La siguiente parte la tengo a puntito de caramelo jaja en breves la mandaré
ResponderEliminarMuy chulo!
ResponderEliminarA ver cuando continua que me he quedado con la cosa ahí
Muy interesante. Enhorabuena!!
ResponderEliminarMuy guapo a ver cómo acaba esa historia .
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