Buenos días bucólicos amantes del Viejo Mundo. Hoy inauguramos sección, y es que en nuestro variopinto grupo de juego tenemos herejes de todo tipo, y entre ellos ya hemos citado alguna vez a Rodri, uno de nuestros queridos jugadores imperiales, al que le gusta interpretar el Viejo Mundo...a su manera. Normalmente le dejamos desvariar un poco antes del clásico golpe de remo, y le hemos sugerido alguna vez que comparta sus reflexiones con el resto de la comunidad. Así que bueno, vais a empezar a leerle por aquí esporádicamente, empezando hoy con una pincelada de la vida en un apacible pueblo imperial.
Imagen original de Tae Honn Kang |
A la hora de pensar en los wargames, no es extraño que
imágenes oscuras nos vengan a la mente. Trincheras, barro, sangre… A esto
contribuye que la ambientación de Warhammer Fantasy sea mayoritariamente
grimdark. Sin embargo, a diferencia del siniestro futuro del
cuadragésimo-primer milenio donde solo hay guerra, me gusta imaginar que las
realidades del Viejo Mundo son algo más coloridas. En consecuencia, tengo una
idea bastante bucólica de las batallas que, en el caso concreto del Imperio,
suelen comenzar con una escena similar a esta:
Una mujer va a por
agua a un pozo a las afueras de su pueblo cuando divisa a lo lejos una partida
de hombres bestia. Entonces sale pitando para avisar al alguacil y corre la voz
para que sus vecinos se defiendan como buenamente puedan.
En una descripción tan cortita ya tenemos algunos elementos
interesantes que, para explicar con un poquito más de gracia, procedo a listar.
1. En primer lugar, aunque
parezca una obviedad, la gente vive en sitios. Y en los sitos hacen cosas. Esas
cosas pueden ser plantar trigo, pastorear ovejas, talar árboles, picar piedra, elaborar
artesanía, escribir libros o incluso, por qué no, experimentar un poquito con
los motores de vapor. En definitiva, la gente que vive en el Imperio tiene su
oficio, vive de algo y una invasión enemiga tiene consecuencias directas sobre
ellos.
Nota de Cordo: De experimentar con vapor nada de nada. Te estoy vigilando.
2. La gente no solo vive en
sitios, también lo hacen juntos. Si tienen suerte, en una comunidad
caracterizada por relaciones de solidaridad entre vecinos. Si no la tienen, en
un infierno con enquistadísimos odios, disputas diarias por los lindes de sus
tierras y en el que los adolescentes de familias enemistadas no se pueden casar
y acaban quitándose la vida.
3. Por último, en estos entornos
rurales son los vecinos los que se defienden a sí mismos y es el alguacil el
que quiere que sean los vecinos quienes se defiendan a sí mismos. Así, por muy
golosa que sea la idea de tener un disciplinadísimo ejército profesional, en
realidad las tropas estatales se reclutan a toda velocidad y son insultante y
enternecedoramente mediocres.
Tener en cuenta estas tres ideas tan sencillas nos puede
ayudar a la hora de escribir nuestros trasfondos, montar y pintar miniaturas o
elaborar escenografía. ¿A qué se dedica la retaguardia que mantiene a nuestro
ejército? ¿Cómo puede la presencia de una fuerza invasora condicionar su vida? Con
suerte, las simples batallas campales pueden tener algún significado y
construir un relato. Y a la hora de jugar, tenemos recogidas en las White Dwarf
escaramuzas muy chulas como La defensa del puente, Asalto a las barricadas o
Incursión en el pueblo. Por cierto, busco cómplices para jugar varios de estos
escenarios encadenados.
En definitiva, nos animo a dejar de concebir el Viejo Mundo como un eterno campo de batalla en el que no hay hueco para el arte, la agricultura ni la propia vida en sociedad. Si me permitís la comparación, creo que solemos acercarnos a esa realidad (o ficción) de una forma parecida a como lo hacemos con los vikingos, a quienes solemos imaginar montados en un drakkar, llevando cascos con cuernos y asaltando monasterios ingleses, pero nunca ordeñando una vaca ni cultivando nabos, cebollas o zanahorias. Quizá sea hora de empezar a meter cerditos, garrapatos, vagonetas, tótems, setas, columnas, carteles de tabernas y niños con hondas en nuestros regimientos. Si Bretonia puede, nosotros también.
Ya era hora de que naciera esta sección. ¡Por un warhammer más hereje!
ResponderEliminarPD: Rodri, yo juego esas escaramuzas contigo, mis orcos quieren saquear algo
¡Muchas gracias! Lo haré lo mejor que pueda y a medida que se me vayan ocurriendo perlitas. También te recojo el guante, pero cuidado, que lo mismo tus orcos se quieren quedar a vivir a mi pueblito y poner en marcha un mesón
EliminarDe lo mejor que he leído en bastante tiempo. Quizá por la similitud de tus comentarios a los de cierto ex-politico de nuestro país (como le echo de menos, solo por oír sus joyitas).
ResponderEliminarHombre, es que es un artículo hecho a medida. Me acordé de ti mientras lo escribía porque pensé que con ese barnicillo geográfico te iba a gustar. Uno tiene que fidelizar a su público
Eliminar¡Muy buen artículo! Una cosa interna que me encanta hacer en warhammer es imaginarme como son las distintas razas de warhammer menos tratadas, a nivel de su sociedad (hombres lagarto, druchii, khemri, etc). Me gusta saber que no soy el único, jeje.
ResponderEliminarPor ejemplo, me encanta imaginarme a los enanos del caos como una sociedad tipo "romanos", que se consideran superiores a las razas bárbaras que los cercan, con la capital muy centralizada, que no tienen reparos en esclavizar a otras razas o utilizarlas como guerreros, y tienen un orden jerárquico muy marcado, aunque en los altos niveles pueda haber manipulaciones y traiciones... pero sin considerarse malvados ellos mismos, pues, en realidad, no se dedican a la destrucción per se, sino a progresar dentro de su propia civilización, al enriquecimiento personal, y a sobrevivir al empuje bárbaro de sus fronteras. En realidad... están rodeados por el Caos al norte, ogros al este, y pielesverdes y skavens al sur y al oeste... así que realmente son el mal menor)
Pues me gusta tu concepto. Los enanos del caos te esclavizan, pero por lo menos te ponen calefacción y un gifito con agua corriente. Me hace gracia que de las razas que has nombrado: hombres lagarto, druchii, Khemri, skavens... ¡Casi todas son esclavistas! Y eso concediendo el beneficio de la duda a Caos (Khorne y Slaanesh desde luego que sí) y pielesverdes. Eso sí, a los ogros aún les quedan unos pocos años para descubrir los beneficios del esclavismo, de momento están centrados en la caza y andar en taparrabos
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