Buenos días perdidos y condenados. No hace mucho que Reik retomó la pluma por aquí, para hablarnos de las vacaciones que se está pegando la aristocracia de la noche en la ciudad de Mordheim, y como gustó bastante, ha decidido desarrollar un poco más el tema.
Buenas a todos de nuevo simples mortales.
Volvemos a la carga de nuevo como una unidad con furia
asesina que ha fallado su chequeo de liderazgo (me estoy jugando que se
publique esto haciendo un chiste sobre el reglamento de octava)(Nota de Cordo: Seguimos en la Tormenta del Caos, no sé de que me hablas). En esta
segunda parte de lo que hacen nuestros amigos inmortales chupadores de sangre
en la maravillosa Ciudad de los Condenados, vamos a hablar de nuestras amigas
las Lahmias y de los serios hijos de Aborash, los Dragones Sangrientos.
Lahmias:
política en una ciudad destruida.
Para este clan en concreto, debemos retroceder un poco
en la historia de la ciudad antes de la caída del cometa, destacando tres
puntos:
- Mordheim fue una de las pocas ciudades de Ostermark
que salvó el culo tras las guerras de Gorbad Garra de Hierro en el año 1707.
- Es una de las ciudades más grandes en la zona este y
se convirtió en la segunda ciudad más grande y rica después de Altdorf.
- Está cerca de las montañas del Fin del Mundo.
Esto hace evidente que los ojos de Neferata, que
intenta controlar todos los imperios desde las sombras, estaban clavados en
Mordheim desde que empezara a florecer, más estando cerca de las montañas que,
a su vez, estarían no demasiado lejos de la fortaleza de la primera vampiresa
en el Pináculo de Plata. Por tanto, es seguro que había vampiras de la hermandad entre
las doncellas de compañía de las hijas de mercaderes ricos, la alta nobleza de
la ciudad o controlando burdeles donde se escuchan los más siniestros secretos.
Que Neferata sacara tajada de Mordheim en su mejor momento es más que probable.
Imagino que estuvo allí durante siglos, observando. Es
probable, además, que aumentara su presencia en la ciudad, y también en otras
imperiales, cuando Sylvania pasó a manos de un nuevo conde extranjero. ¿Se le
escaparía a Neferata quién era este nuevo conde? Lo dudo. Como digo, lo normal
es que estuviera siempre atenta a los movimientos que su casi igual daba en el
ajedrez del Imperio.
Tras la decadencia de Mordheim todo seguiría igual e
incluso mejor porque las Lahmias podrían tenerlo todo más fácil entre la
corrupción y el hedonismo reinante, pero ¿qué ocurriría cuando se destruye la
ciudad?
En la anarquía reinante las intrigas palaciegas
carecen de sentido y la sutil telaraña de las Lahmias se va descomponiendo hilo
a hilo. Sería lógico pensar que aquellas infiltradas en familias ricas que
huyeran de la ciudad huirían con éstas y otras muchas, las que destaquen en
infiltración especialmente, abandonarían la ciudad. Sin embargo, Neferata no se
retiraría de Mordheim pues la piedra bruja de la que todos hablan, y que ella
ya conocería, no se iba a desperdiciar. Además, Mordheim podía decantar la
balanza del Imperio para algún lado y ella debía controlar todo lo que pudiera.
Por tanto, imagino que dejaría en Mordheim aquellas
vampiras que destacaran en batalla pues debían de sobrevivir en una ciudad en
la que todo te quiere robar, matarte y comerte, no en ese orden. Aprovechándose
de su apariencia inocente podrían urdir planes y emboscadas, pero sin miedo a
una confrontación directa.
Como último apunte, mientras pensaba en este clan, se
me ocurrió la historia de dos hermanas de sangre, convertidas en vampiresas,
guerreras expertas enviadas a Mordheim para averiguar todo lo que puedan de
cada banda que pise la ciudad y que, con diferentes ropajes, van haciéndose
pasar por mercenarias, hermanas de Sigmar, mendigas y un largo etcétera,
ayudando a algunas bandas a sobrevivir sólo para poder recolectar información
de éstas y mantener a su reina informada.
Dragón
Sangriento: el honor de matar monstruos
Pasamos ahora a los hijos de Aborash, o de Walach
Harkon que en esta época ya había formado la Ordo Draconis y se había destruido
la Torre Sangrienta.
En este caso ocurre justo lo contrario que en el caso
de las Lahmias. A los caballeros vampiro, que buscan el honor marcial, ante
todo, superar sus propios límites y vencer a los mejores guerreros y los más
fieros monstruos, no se les ha perdido nada en una ciudad como Mordheim, lleno
de politiqueo y corrupción.
Sin embargo, cuando la ciudad cae pasto de monstruos y
mutantes, y diferentes regiones y razas mandan a sus mejores guerreros, es de
imaginar que los Dragones Sangrientos que escuchen hablar de la ciudad y les
pille por las inmediaciones no dudarán en acudir para mostrar su valía.
La gran ventaja en comparación a otros caballeros,
como podrían ser los andantes de Bretonia, es que su objetivo es egoísta y no
debe seguir unos parámetros por lo que les dará igual intervenir en una pelea
callejera, retar a un orco enorme que pase por allí o, si le entra hambre,
comerse a unos pobres celotes que anden perdidos por la zona. La ciudad de los
condenados puede convertirse en su parque de atracciones particular, donde
divertirse y entrenar a partes iguales.
En este punto, recordé que, dirigiendo una partida de
rol en Mordheim, hace más de 12 años, pensé diferentes bandas y entornos de pnj
y bandas, y uno de ellos eran los cuatro jinetes. No era un derroche de
imaginación porque al parecer la idea de cuatro jinetes que traen muerte y
destrucción a su paso ya estaba cogida en algún libro. Sin embargo, la idea me
sigue pareciendo interesante, la de cuatro caballeros que vayan juntos,
probando su valía, desafiándose a ver quién combate mejor contra diferentes
enemigos e incluso, si alguno perdiera, convirtiendo al que mató a uno de los
suyos en el siguiente miembro. Es una idea que me resulta interesante. ¡Ah! En
la partida tenían una rencilla con una banda eshin que no era honorable para el
gusto de los jinetes. Diferentes puntos de vista sobre la honorabilidad vs la
supervivencia.
Y hasta aquí dos clanes más. Volveremos más pronto que tarde con la tercera y última entrega. Saludos desde las sombras.
Reik
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