¡Buenos días! Hoy os acompañamos el descanso con otro pequeño relato de trasfondo, uno más de los enviados por los jugadores del torneo por bandos de Panzerhammer de septiembre. Siguiendo con la dinámica de intercalar facciones, hoy le cedemos la palabra a Alberto (Wallace) que nos presenta la formación de su Whaaagh en torno a la figura de Gromor.
Gromor Aplaztakráneos se quedó mirando fijamente a las llamas. Dentro de la cueva en la que se encontraban los cuatro líderes del Waaaggh! no había sonido ni otra presencia que rompiera el ambiente mistérico. De repente, las llamas tornaron a un color verdoso. Ninguno de los presentes vertió sustancia alguna que alterase la naturaleza del fuego, sino que fueron los dioses verdes quienes hicieron acto de presencia desde el mundo espiritual al profano a través de las llamas. Nadie se sorprendió por aquel mágico efecto. Fue entonces cuando Gromor comenzó a verlo. Sus ojos se voltearon y se volvieron de un intenso color rojo, más ardiente de lo normal. Apretó fuertemente la mandíbula y las imágenes de la hoguera entraron en su mente.
Volvía a ser un orco joven. El Waaaggh! al que pertenecía acababa de ser completamente aniquilado y él fue uno de los pocos orcos supervivientes, aunque caminaba en solitario por las Tierras Yermas. Al soplar el viento, notó momentáneamente como aquel pequeño trofeo que pendía de su cinto se balanceaba por el empuje del aire. Rememoró, entonces, como había luchado en la batalla. Montado en su jabalí, Gromor se vio sobrepasado por un numeroso regimiento de maestros de la espada de Hoeth. A pesar de la carga efectuada por los guerreros orcos montados en jabalí, los hábiles espaderos élficos rebanaron las cabezas de sus enemigos del mismo modo que un tabernero de Talabheim corta la mantequilla para esparcirla en la sartén. En un instante, más de cuarenta orcos yacían hechos pedazos dispersos por el campo de batalla. Fue entonces cuando Gromor, derribado de su jabalí, agarró una de las rebanadoras que cayeron en el fragor del combate. De manera instintiva, alzó el arma y decapitó a uno de los elfos. Sin saber si había sido agraciado por Gorko -o, quizá Morko- o si bien había sido un golpe de suerte, aprovechó la ocasión para incorporarse y hacer frente a sus oponentes para poder efectuar un movimiento de huida e incorporarse a uno de los regimientos de infantería de guerreros orcos. Alzó la vista y comprobó que todos los guerreros orcos que acompañaban la carga de los jabalíes estaban cosidos a flechazos por las gráciles saetas élficas. El campo estaba lleno de cuerpos inertes. Entonces, tres maestros de la espada rodearon a Gromor. Uno de ellos lanzó un espadazo apuntando a la cabeza del orco. Sin embargo, una llama verde rodeó por completo el cuerpo del pielverde y se agachó a gran velocidad, evitando el acero élfico que, por error, acabó penetrando el acero de la armadura de su compañero y se hundió en la carne de su cuello, cayendo muerto. En ese instante, el orco aprovechó el momento para lanzar desde lo alto su rebanadora, agarrándola a dos manos, y seccionó el débil cuerpo del elfo en dos mitades. El tercer espadero, al ver tal escena, abrió sus ojos asediado por la sorpresa, no sabiendo si lo que había visto era algo profano o mágico. Tal fue el impacto que le causó la escena, que tardó un par de segundos en reaccionar, los suficientes para que Gromor hundiera su acero en el vientre del elfo, que cayó de bruces. El pielverde agarró por el penacho uno de los cascos y se lo ató al cinto. Escuchó por todas partes una voz que decía: “¡Agraciado por Morko!”
Al instante, se vio transportado a otro lugar. Estaba solo, caminando por un valle. El suelo retumbaba y una bandada de pájaros alzó el vuelo con temor y abandonó rápidamente el lugar. Sonó, entonces, el fuerte ruido de los tambores. De detrás de una colina, a cada lado de la misma, salieron sendos grupos de guerreros orcos montados en jabalí. No parecían orcos “civilizados”, sino más bien zalvajes de las estepas. Súbitamente rodearon al Gromor. Uno de los zalvajes se acercó al orco. Era verdaderamente grande, una mole de músculos y cicatrices que perfectamente podía superar los trescientos kilos de peso. Se trataba del kaudillo de la Tribu de los Kráneos Eztrujados, pero eso Gromor todavía no lo sabía. El miedo invadió al pielverde y un sentimiento de huida recorrió toda su espalda. De repente, una intensa luz verde invadió su mente y cuando volvió a recuperar el sentido, la cabeza del kaudillo estaba separada del resto del cuerpo. Gromor la sostenía con una mano mientras la sangre descendía a borbotones por su brazo levantado. Toda la tribu estaba maravillada. Al viejo kaudillo no lo habían derrotado en décadas de combates, mucho menos alguien de menor talla que él. Arrojaron sus armas al suelo y todos los que estaban sobre un jabalí desmontaron, se arrodillaron y mostraron reverencia a Gromor. Fue así como se convirtió en el líder y nuevo kaudillo de la Tribu Kráneos Eztrujados. Nuevamente, una voz envolvió su mente: “¡Agraciado de Morko!”
La luz verde se hizo muy intensa, cegadora. Al recuperar la vista, el orco se encontraba en otro lugar. Estaba montando a Kolmillo, el viejo jabalí de guerra del anterior kaudillo zalvaje. Gromor acaudillaba la tribu y detuvo la marcha del Waaagggh! al pasar cerca de unas escarpadas montañas. Unas voces asediaron su mente y no paraban de hablarle con agudos tonos, como si varias entidades le hablasen al mismo tiempo. El orco cerró los ojos y se llevó las manos a la cabeza, tapando sus oídos, pero las voces continuaban. Repentinamente, el silencio.
Mientras los guerreros orcos permanecían atentos a la situación de su nuevo kaudillo, unas voces emanaron del interior de la roca de la montaña: “¡Agraciado de Morko!” Aparecieron entonces dos chamanes goblins nocturnos. Uno de ellos era un poderoso hechicero, un afamado chamán al que llaman el Inmortal, ya que como afirman muchos pekeñajos, lleva siglos vivo. Ambos se acercaron adonde se encontraba Gromor, montado sobre Kolmillo.
- Tú eres el agraciado de Morko. Tu prezencia es muy intensa en el mundo espiritual.
Los ojos del chamán estaban completamente en blanco y brillaban con un fulgor verde. El otro goblin nocturno permanecía a su lado, en silencio, y afirmaba con la cabeza. Fue este segundo chamán quién volvió su cabeza a la montaña e hizo un gesto con la mano, como si estuviera llamando a alguien. Por todas partes de la montaña, por cada recoveco de la piedra, aparecían decenas de goblins nocturnos que descendían por la escarpada roca y se acercaban al lugar. Todos ellos decían al unísono: “¡Agraciado por Morko! ¡Agraciado por Morko!”
El viejo chamán goblin nocturno miró a Gromor con sus albos ojos y una voz grave y profunda salió de su interior sin mover si quiera su pequeña mandíbula:
-Tú noz dirigiráz a la victoria. ¡Arrazemos el norte! ¡Zalid de las Tierraz Yermaz!
Y, de nuevo, la luz se volvió a hacer tan intensa que Gromor no veía sino la candidez.
Al recuperar la vista, volvió a ver las llamas. Permanecía sentado, a los pies de la hoguera. Lo acompañaban los dos chamanes goblins nocturnos de su visión, además de un gran jefe orco que, tras su primera gran victoria, se convirtió en el portaestandarte de la tribu.
- Loz auzpicios hablan, Gromor de los Kráneoz Eztrujadoz. Haz vizto el pazado. Lo que te llevó a liderarnoz por tierraz dezconocidaz. Ahora eztamoz en el corazón del Imperio y nueztro Waaaggh! ez poderozo. Los pielez pálidaz no conocen su deztino, pero Morko ez claro. Vamoz a arrazar el Imperio y, tras ezto, el rezto de puebloz se rendirán a nuestros piez.
Gromor, que veía cómo los huesecillos que el chamán había lanzado a los pies de la hoguera formaban la extraña forma de un cráneo dijo:
- ¡Tocad el gran kuerno de huezo! Morko eztá con noz. Zé que hay poderez muy grandez en ezte mundo. Poderez que hacen que loz muertoz ze levanten del zuelo. Hoy komenzará el día en el que loz orcoz dominemoz al rezto. Hoy ez el día.
- “¡Agraciado de Morko!”
Comandantes
- Gran chamán goblin nocturno de nivel 4 con Baztón Rugozo de Buzgob y Mejor Kachivache pa'l ke Manda, 275 puntos
Héroes
- Chamán goblin nocturno de nivel 2 con Ditto Dize Doz y Pergamino de Dispersión, 145 puntos
- Gran jefe orco en jabalí con arma a dos manos, Koraza Dura de Pelar de Drog y Talismán de Protección, 130 puntos
- Gran jefe orco portaestandarte de batalla en jabalí con armadura ligera y Trapo Chorreante de Borko, 118 puntos
Básicas
- 20 goblins nocturnos con escudo, portaestandarte y 3 fanáticos, 123 puntos
- 20 goblins nocturnos con escudo, portaestandarte y 3 fanáticos, 123 puntos
- 5 jinetes de lobo con lanza y escudo, armadura ligera, 60 puntos
- 5 jinetes de lobo con lanza y escudo, armadura ligera, 60 puntos
- 20 orcos salvajes con dos armas de mano, pinturas de guerra y grupo de mando completo, 208 puntos
Especiales
- 8 jinetes salvajes de jabalí con lanza, pinturas de guerra, campeón y músico, 192 puntos
- 8 jinetes salvajes grandotes de jabalí con lanza, pinturas de guerra, campeón, músico, portaestandarte y Eztandarte del Beztia de Nogg, 263 puntos
- 10 orcos negros con escudo y grupo de mando completo, 143 puntos
Singulares
- Katapulta lanzagoblinz, 80 puntos
- Katapulta lanzagoblinz, 80 puntos
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