Buenas de nuevo navegantes de
mares grises, aquí Duffman. En primer lugar, agradeceros muchísimo los
comentarios y acogida de la entrada anterior. Me ha animado mucho y la verdad
que me dejó muy contento. Ha sido un buen mes warhammeril en casi todos los
sentidos, pero comentaremos al final.
Sin más, os dejo con el trasfondo
para el que quiera echarle un ojo, aunque sí os aconsejo que leáis antes el
capítulo 1 si sois nuevos y os interesa:
Parecía que la suerte de Kubolz Muerdepoztillaz se había terminado.
- “ Tú iraz primero”. Dijo el Kaudillo orco señalándolo con el dedo.
Un sudor frío comenzó a recorrer la espalda del goblin, mientras a su lado Strulk Bezatrolls dejaba escapar una risilla.
Tenía que pensar rápido si quería evitar una muerte casi segura.
Tras varios ataques infructuosos al fuerte imperial, que consistieron en cargar de frente contra las murallas, empezaron las disputas en el campamento. Algunos pensaban que había que seguir el plan de Gorko de “golpearloz y pizarloz hazta matarloz” y otro el plan de Morko de “matarloz a golpez y pizotonez”. El debate se zanjó cuando Gotgruzak Pienzamucho destripó con su gran hacha al por entonces Kaudillo, bautizado póstumamente como Klawcutta Pienzamenos.
El ahora líder de la horda ordenó que se usasen los lanzapiedroz para arrojar enormes guijarros y goblins contra las murallas. Más por el efecto de los primeros que por los segundos se abrió una gran brecha en las defensas de la pequeña fortaleza.
Dos bandas de jinetes lobo se habían unido a la, por ahora pequeña pero creciente, masa de pielesverdes que se estaba formando a las faldas de las montañass: “Loz chuchoz de Kubolz” y “Loz Perroz Corremucho” liderados por Strulk. Ambos líderes se profesaban un odio mutuo, pero a las órdenes del Kaudillo mantenían al margen sus diferencias, al menos de manera evidente.
Pienzamucho quería usar a una de las dos bandas para que se lanzase a través de la brecha, para “entretener” a los defensores y dar tiempo a sus “chicoz” a llegar al combate lo más enteros posible. Evidentemente eso suponía un destino bastante funesto para los elegidos, puesto que los humanos, aunque en malas condiciones, aún podían desplegar varias piezas de artillería y fuego ligero.
Kubolz miró con rabia a Strulk que cada vez se reía con más fuerza mientras su capucha morada se agitaba hasta cubrirle la cara.
- “Zu capucha.” Pensó Kubolz.
- “Pero jefe”. Dijo el goblin con voz temblorosa mientras el Kaudillo se volvía a fijar en él. “Creo que zería mejor idea mandar a Strulk y zuz chicoz. Ziempre ha dicho que zuz loboz zon máz rapidoz que loz míoz. Y he de decir que tiene razón, jefe.” Nunca pensó que diría eso. “Ademáz sus ropaz zon moradaz, y todoz zabemoz que ezo lez hará invisiblez frente a loz zonrozadoz.”
El orco esperó unos eternos segundos en silencio, pero ante esos argumentos la respuesta estaba clara.
- “Strulk, iraz tú.”
La caracajada del goblin se convirtió en una mueca de terror. Alzó su brazo para replicar, pero al ver la cara del Kaudillo se convenció de que se le estaba acabando la paciencia, y no quería enfrentarse a su ira.
Una sonrisa se dibujó en la cara de Kubolz mientras Strulk lo miraba con odio infinito.
- “Kubolz, coge tuz chuchoz y pa´l bozque. Zi vamoz pa’ lante, puede que vengan máz humanoz por detraz”. En verdad el sobrenombre de “Pienzamucho” estaba justificado.
Así pues, Kubolz abandonó el campamento para cubrir la retaguardia, mientras el sonido de la artillería imperial comenzó a sonar nada más “Los Perroz Corremucho” de Strulk se acercaron a distancia de tiro.
Tras dos días de aburrida espera en el bosque, Kubolz decidió volver con sus chuchoz junto con el resto del ejército. Sin embargo, en ese momento, uno de sus exploradores le advirtió que habían visto un grupo de humanos acercándose.
- ¿Cuántoz zon? Preguntó Kubolz.
El explorador se miró los dedos de las manos y empezó a hacer cuentas:
- “Máz de doz creo. Y tienen un chamán y un metalero (así llamaban a los caballeros)”.
Aunque Kubolz tenía miedo de los caballeros imperiales, lo que más les tenía era envidia. Siempre habría querido tener una armadura que pudiese protegerle de los golpes de sus rivales.
- “Atacaz a mi zeñal.”
El combate, si se puede llamar así, fue rápido y según el plan. Los arqueroz abatieron a la mayoría de soldados de la columna y una sola carga de los chuchoz sirvió para acabar con la poca resistencia que quedaba. Solo el chamán imperial había conseguido aniquilar a unos cuantos goblins con su magia.
Sin embargo, el mago, que parecía a punto de caer derrotado, lanzó un último hechizo que volvió a alzar a los imperiales como “cozaz muertaz”. Esto cabreó sobremanera al líder goblin. Que tras unos cuantos improperios reunió a sus lobos y cargó de nuevo.
Carne, sangre y acero se entremezclaron cuando los jinetes lobo alcanzaron a los zombies. Estos últimos consiguieron detener la carga debido a su masa de cuerpos, pero eran demasiado lentos para alcanzar a los goblins. Cargaban y se retiraban de manera cíclica imponiéndose en el combate poco a poco. Otto Waismann sin querer entender todo lo que estaba pasando se concentró lo máximo posible en el combate como si los hombres de Averland aun estuviesen vivos.
En ese momento, el que parecía ser el líder de los goblins, consiguió evitar a varios descerebrados y alcanzar al mago. En un intento desesperado de sobrevivir Otto alzó su mano y un nuevo rayo hizo que el lobo del jinete cayese muerto, arrojando al goblin a los pies del hechicero. Fue entonces cuando se inició un combate que distaba mucho de ser épico. Ninguno de los dos era un consumado espadachín y ambos contendientes se preocupaban más de no recibir golpes que de asestarlos.
Pero el tiempo se acababa para Waismann, puesto que cada vez quedaban menos no muertos. Pensando en esto, perdió la concentración, momento que aprovechó el pielverde para morderle la rodilla. Otto chilló de dolor y cayó al suelo de una manera no muy grácil. El gobo se dispuso a asestar el golpe final, y volvió a ser en ese momento de desesperación cuando la rabia y el odio se canalizaron en el mago a través de la voz que ya le era familiar. Puso sus manos en el suelo y este comenzó a temblar. En un primer momento no ocurrió nada, pero a los pocos segundos, varios rayos emergieron allí donde había un lobo desgarrando su carne por varios sitios y matándolos en el acto.
El desconcierto primero y el terror después recorrió a los enemigos del humano al ver que sus antiguas monturas se despertaban de nuevo y comenzaba a atacarles. Incluso alguno de los jinetes muertos volvía a montar como una caricatura de lo que había hecho en vida. Para empeorar las cosas los soldados del imperio volvieron a erigirse de nuevo. La batalla había terminado y los supervivientes se internaron en el bosque intentando sobrevivir. El rival en duelo del mago hizo lo mismo no sin antes robar uno de los medallones arcanos que había quedado en el suelo.
El silenció se apoderó del bosque. Sin embargo, una treintena de soldados y varios lobos se encontraban en medio del camino mirando a su nuevo señor. Waismann volvía a encontrarse con sus pensamientos a solas, y el descenso a la locura volvía a acecharle. Aunque le provocase nauseas una parte de él empezaba a entender lo que había pasado, pero quería evitar a toda costa pensar en las consecuencias que ello tenía. Una idea apareció en su mente como un salvavidas: Había salido de Grenzstadt con el objetivo de socorrer el fuerte imperial, y eso es lo que iba a hacer.
Recorriendo el poco camino que quedaba hasta su objetivo, empezaron a aparecer imágenes en su cabeza que al principio no entendía. Eran imágenes sobre el bosque, cercanas a su posición, pero con otros ojos. Fue al ver una imagen de su propia figura por la espalda cuando comprendió que podía ver a través de sus nuevos siervos.
Y llegó a su objetivo. Una columna de humo se alzaba desde el interior del bastión y no había rastro de pielesverdes. Solo cadáveres humanos esparcidos aquí y allá. Pero algo comenzó a moverse a través del humo: Figuras aparentemente humanas pero encorvadas y agarrotadas hasta casi lo imposible. El mago se preparó para el combate cuando varios de ellos se acercaron. A varios pasos, se arrodillaron, como perros asustados implorando el perdón de su amo.
Otto vomitó al ver que regalos que le traían los recién conocidos: cabezas cercenadas, huesos, torsos mutilados, e incluso un barril lleno de miembros seccionados. Cuando el mago consiguió reponerse se dispuso a acabar con aquellas miserables criaturas. Pero entonces una presencia mágica y nueva, pero a la vez conocida se presentó a través del humo.
“¿Maestro?” Preguntó Otto aturdido.
Primero comentar que tal y como
me recomendó Davids he visto algún tutorial para mejorar las fotos. Soy
consciente de la mala calidad de las mismas. Espero hacer alguna compra durante
este mes para intentar mejorarlas y que en marzo empiece a verse algún
resultado.
Continué con los lobos y los
necrófagos para seguir aumentando la tropa básica. Acostumbrado a pintar
regimiento tras regimiento de imperiales, he de decir que me gusta la
diversidad de tropas de los condes, puesto que te permite cambiar de esquema en
cada unidad haciendo que no sea tan monótono (revisaré este comentario cuando
me ponga con esqueletos).
Respecto a las técnicas de
pintado en principio no haré ningún inciso salvo dudas en los comentarios,
puesto que poco puedo aportar al lado del nivelazo de las otras escaladas. Solo
decir que decidí usar los goblins, aparte de por el transfondo, porque eran 4
minis de segunda mano plagadas de pegamento que no conseguía recuperar. Así al
menos tienen una nueva “no vida”.
En entradas he de comentar que
fui a un mercadillo de segunda mano en Zaragoza y claro…. Cayeron la banda de Underworlds
de necrófagos, la de orcos y la de un troll. Además mi nuevo compañero y amigo
de Warhammer (la auténtica amistad), Darío, me regaló 10 espectros a cambio de
un rey tumulario. Además, hay que añadirle las minis de imperium que aún no he
contabilizado (lo haré el mes que viene).
Una partida contra los orcos y
goblins de Gabriel (que ya se pasó por el blog como máximo precursor del torneo
de Navaridas) y contra los condes vampiro del citado Darío. Muchas anécdotas
que contar, pero empiezo a extenderme demasiado de nuevo.
Igual que la otra vez, ha sido un puntazo leer el trasfondo y luego encontrarme los lobos con los pobres goblins ahí colgando aún. Genial!
ResponderEliminarMuchas gracias Cneus! Espero poder seguir este esquema durante el resto de la escalada Me alegra que te haya gustado.
EliminarHola de nuevo Duffman! Muchísimo mejor estas fotos, tienes un buen ritmo de pintura. Sige así con el nivel de tus minis y tu trasfondo!!
ResponderEliminarMuchas gracias Davids! Aún así espero hacer algún progreso con las fotos este mes. A ver qué tal
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