¡Buenos días jugones! La semana pasada os dejamos en manos de Germán, que nos presentó su lista para el I Torneo Concilio Wargames, y nos hizo el resumen básico del torneo, pero esta semana va a completar la crónica con un pequeño resumen de las tres partidas. Que sabemos que lo estábais esperando.
¡Hola otra vez! Ahora sí, vamos con la mini crónica de mis 3 partidas.
Ronda 1
La primera ronda me emparejó contra Mercenarios, un ejército que nunca había tenido el placer de enfrentar: ¡se venían curvas! Entre sus filas aparecían dos bloques de 20 piqueros y un cañón (entre otras cosas) y yo ya veía cómo mi plan se encontraba delante un hueso duro de roer.
Por supuesto, su cañón se ventiló uno de
mis carros en turno 1 y tuve que concentrar/¿malgastar? mi disparo en matar su dotación, que huyó por pánico.
Esto dejó sus bloques intactos y a mí con la única opción de esperar con mi
caballería a tener un mejor posicionamiento.
En el turno 2 ocurrió el hecho que decidió
la partida: Sus dos personajes de pegada, montados en pegaso, declararon carga
a mi unidad de Príncipes dragón con el portaestandarte de batalla dentro. Iban
a recibir 6 ataques de F6 más los de los dos pegasos… Solo me quedaba esperar
que mi porta de batalla resultara ileso y que el porta mágico decidiera el
combate por resolución. Y así fue: recibí 3 bajas, pero la resolución fue mía y
uno de sus héroes huyó en esa primera ronda, mientras que el segundo lo hacía
en la siguiente, ya sin la iniciativa por cargar.
Sin sus unidades voladoras en la mesa pude
dar cuenta del resto del ejército con el disparo y la caballería gracias a mi
movilidad, “olvidándome” de los piqueros, que sobrevivieron por su lado.
Victoria por 7-3 y muchas ganas de ver quién sería mi próximo rival.
Ronda 2
Después del despliegue, gané la tirada para
empezar a jugar y decidí que mi rival tuviera el turno 1 para perder la
salvación especial (aún no tengo del todo claro si cediendo el turno 1 al
jugador bretoniano este pierde la especial. Esto es correcto, ¿algún jugador bretoniano que pueda aclararlo? De no haberla perdido,
yo habría elegido el turno 1).
Nota de Cordo: No, no le puedes hacer perder la bendición de la Dama. Él te cede directamente el derecho a elegir si empiezas, pero reza igual.
En cuanto terminó su turno 1 ya tenía 4
unidades amenazando mis caballerías, arqueros y lanzavirotes y todavía me
pregunto si hice bien en ceder el turno 1 en vez de cogerlo yo y empezar a
flamearlo a disparos… Además, cometí un error durante mi despliegue,
posicionando los dos carros juntos y quedándome en clara inferioridad en el
centro (los errores se pagan caros…). Sea como fuere, en mi turno 1 disparé,
pero el ejército bretoniano se mantuvo disciplinado y ninguna unidad huyó presa
del pánico. En turno 2 perdí los lanzavirotes y recibí una carga en mis príncipes
dragón que los dejó temblando (aguantaron gracias a poder repetir el chequeo de
desmoralización por porta de batalla).
A esas alturas ya veía la masacre rondarme
la coronilla, pero la unidad de yelmos acudió al rescate. Una carga donde pude
maximizar como quise a una molesta caballería ligera donde solo quedaba un
caballero propició un arrasamiento muy ventajoso que me trabó con el flanco de
una caballería del Reino. Estos también fueron devorados por los yelmos en su
turno y mi siguiente turno pude llevarme por delante otro regimiento de
caballeros del Reino por el flanco, capturando un estandarte y bastantes puntos
de victoria. Por mi parte, los príncipes dragón con el porta de batalla habían
sucumbido totalmente y una unidad de arqueros había hecho lo propio. Pero en
esas refriegas contra mi disparo un carro logró cargar a los jinetes en pegaso,
que fueron volatilizados.
La partida terminó con unos turnos 5 y 6 un
tanto intrascendentes, con las unidades descolocadas y sin opciones de cargas
viables después de la cantidad de leches que se habían repartido. Al contar los
puntos no me podía creer que hubiera conseguido rascar el empate, 5 puntos para
cada uno. Debo decir que mi rival mereció arrasarme y que su posicionamiento
inicial tan presionante me destrozó el plan totalmente…
Así llegamos a la ronda 3, jugando en mesa
2 y con opciones de pelear por el título, enfrentando a un ejército Conde
Vampiro repleto de necrófagos come carne. Debo decir que Condes Vampiro sí era
un ejército que conocía mejor y sabía por dónde podía atacarlo. Por motivos que
todavía no entiendo en esta partida no hice ninguna foto: pudo ser el ansia de
jugar, el cansancio de las partidas anteriores, la adrenalina por llevarme por
delante a una panda de sucios aprendices de nigromancia.
Sea como fuere, mis unidades decidieron
fallar todos los liderazgos con tiradas impresionantes durante los turnos 1 y
2, lo que me dejó sin mi disparo muy rápido: Una unidad de murciélagos y una
hueste espectral me rodearon y pudieron trabarse con mis lanzavirotes y mis
arqueros en turno 2.
Otra partida que se ponía cuesta arriba…
Por otra parte, mis dos unidades potentes
de caballería estaban intactas, aunque algo descolocadas y eso era el resquicio
al que poder agarrarme. Por desgracia, en estos dos turnos, mi rival pudo
colocar sus dos nigromantes en un bosque, siendo ya imposible para mí darles
caza y poniendo a buen recaudo un buen puñado de puntos enemigos.
Para sorpresa de nadie (risas malignas) uno
de los nigromantes llevaba el Libro de Arkhan y mi rival lo utilizó para forzar
una carga de su infantería tumularia (13) contra mis yelmos plateados. En ese
momento, decidí dejarlo pasar (para su sorpresa) y ahí comenzó la remontada.
Mis yelmos con el noble dentro fueron capaces de tumbar a su unidad en dos
rondas de combate por las heridas causadas por el noble y la resolución
estática. Mientras tanto, los príncipes dragón se reagrupaban en el borde del
tablero (fallaron 2 chequeos de miedo a L9 y uno de reagrupación a L10) y empezaban
a pasar por encima unidades de necrófagos que nada podían hacer ante la
resolución estática de la unidad y su chapa de 2+.
Con los puntos rascados de los necrófagos
volatilizados, la unidad de tumularios, estandarte incluido, y alguna presa
menor más cazada por los yelmos, la partida terminó con un campo de batalla
lleno de muertos (y cadáveres no muertos jeje). Mis carros, arqueros y
lanzavirotes habían sucumbido y tras el recuento el resultado fue de 6-4 a mi
favor. Un par de turnos antes no hubiera dado un duro por haber sacado más de
un empate, así que me fui con gran sabor de boca. Sin duda, la partida más loca
de las 3, con tiradas para el recuerdo, desde las más infames hasta las más
espectaculares.
Conclusiones
Y hasta aquí esta crónica de un gran día de
torneo. Warhammer, Teorihammer, un reguero de muertos y una gran comunidad que
sigue creciendo y disfrutando de este interminable hobby.
Espero que os haya gustado y sobretodo,
cruzarnos pronto en los tableros. Una buena masa de Altos Elfos os esperará
para que intentéis saciar vuestra sed de sangre élfica.
Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarGrande Germán! que ilusión me hace ver a mis bretonianos en esa partidaza! Tenía que haber huido con esos Noveles ... malditos arqueros elfos.. decidieron huir para dejarme en bolas. Cometí el error de no haber huido, luego no sé si hubieses llegado a los griales, siempre lo dudaré! Y también error con los pegasos por no haber cargado a la otra de arqueros... Pero así se aprende no? Sobretodo gran oponente y mejor persona, así da gusto jugar. Un saludo.
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