¡Buenos días fans del Viejo Mundo! Como nos tienes ya acostumbrados en esta escalada de los lectores nuestro compañero Duffman va a dar otro empujón al trasfondo de su ejército, pero además ha pintado otras cosillas porque la temporada de torneos así lo requiere.
Buenas de nuevo navegantes de
mares grises, aquí Duffman. Escribo estas líneas justo después de haber
terminado el Warhammer fest. Dicho esto, trasfondo, minis y balance:
Capítulo
4: Reyes y Doncellas
Alfred Von Kluge no paraba de revolver su voluminoso trasero en el sillón
central del consejo de Grenzstadt. El burgomaestre de la ciudad intentaba
disimular el sudor de su frente limpiándose nerviosamente con la manga de su
túnica bordada. Todos sus asistentes, a su alrededor, discutían de manera
desordenada dando lugar a varias conversaciones paralelas que se estaban
convirtiendo en una algarabía de gritos.
En ese momento, el heraldo anunció la entrada de Lutlow en la sala,
como el aprendiz de Otto Waismann. Tuvo que repetirla tres veces para que se
hiciese el silencio. El joven comenzó a avanzar nervioso entre miradas
altaneras, inquisitoriales y preocupadas.
Lutlow se había quedado en la ciudad cuando su maestro se marchó a
reforzar el fuerte. Su misión era informar al colegio amatista de lo que
ocurriese si Otto no pudiera hacerlo por sí mismo. Había estado varias semanas
esperando noticias hasta que dos cartas aparecieron por debajo de la puerta de
su habitación a nombre de Waismann. Del mensajero nada se supo. Una de las
cartas le explicaba que el fuerte iba a caer y que no había esperanza de
sobrevivir. Por eso le advertía que no se le ocurriese buscarlo. Le agradecía
lo buen pupilo que había sido y le pedía perdón por no haber sido el maestro
que se merecía. Por último, le pedía una última misión, más como favor que como
orden, pero le imploraba a que lo hiciese si quería que el “idiota e ignorante”
de Von Kluge tomase las decisiones correctas para salvar la ciudad: Debía leer
la segunda carta, ante todo el consejo de la ciudad, siguiendo las instrucciones
indicadas en la misma.
Así pues, Lutlow, guardó silencio y miró a los pies del noble esperando
a que este le diese permiso para comenzar a hablar.
- "Bien, como sabrás hay una horda de pieles verdes que se dirige
hacia mi ciudad. Espero que las noticias que traes sean dignas de mi atención
en estos momentos."
El joven sacó de su jubón la misiva y comenzó a leer:
- "Para su excelentísima señoría, nuestro protector Von Kluge, de
su humilde siervo Otto Waismann.
Me dirijo a usted, mi señor, en el que muy posiblemente será mi último
día como servidor de este nuestro Imperio. Los orcos han atravesado nuestras
defensas y solo quedamos unos pocos defensores en el fortín central. Duraremos
lo que el enemigo tarde en encontrar la manera de tirar la puerta abajo. Mi
intención es informarle de que la envergadura de la hueste verde es mucho mayor
de lo que pensábamos, con capacidad para destruir toda Grenzstadt."
Von Kluge volvió a agitarse y un murmullo se comenzó a escuchar en toda
la sala.
"No me quiero imaginar las consecuencias que tendrá en la corte de
Averheim, incluso en la de la propia Altdorf la perdida de tan importante
bastión. Sin duda admiro su valentía al afrontar semejante reto."
Lutlow se detuvo premeditadamente para que el receptor interiorizarse
bien el mensaje. El sudor profuso en los sobacos de su obesa excelencia
indicaba que así había sido.
“Cuando llegué a la ciudad por primera vez, uno de los marineros del
atracadero del río, me explicó que el mal estado de las barcazas se debía a que
su excelencia prefería gastarse el dinero en vino y buena compañía que en
mantener seguro el río.”
La cara del capitán del puerto se volvió pálida ante la mirada
enfurecida de su señor.
“Sin embargo, su capitán de puerto me explicó que la gente no entendía
el genio táctico del maestro Von Kluge. Estaba convencido de que no se invertía
más dinero en esa flota porque, en caso de invasión, se cargaría de pólvora y
se usaría como brulotes para demoler los puentes del Upper Reik dividiendo a
cualquier ejercito enemigo.”
Tanto el capitán de puerto como el gobernador pensaron interrumpir al
joven para desmentir dicha afirmación, pero al ver el gesto de aprobación de
varios miembros del consejo, decidieron que la historia siguiera su curso.
“Lo que más lamento es no poder ver la cara de sorpresa de estas
bestias verdes, cuando descubran que los soldados de su genialidad no están
esperándolos tras los muros de la ciudad, sino con la artillería apostada en
las colinas y la caballería saliendo del bosque para dar el golpe de gracia
aquella horda emboscada y dividida.
Siempre a sus órdenes, Otto.”
El murmullo había cesado y el consejo miró a su gobernador esperando
respuesta.
“Lamento mucho la pérdida de su maestro joven. En efecto este es el
plan que solo había compartido con el hechicero.” Mintió Von Kluge.
“Es el momento de ponerlo en práctica señores”. Y el consejo rompió a
aplausos. Otto le había servido en bandeja un plan que el inepto señor de la
ciudad difícilmente hubiese conseguido elaborar por sí mismo.
Los orcos rompieron por tercera vez la línea de zombis. Y por tercera
vez se encontraron con un muro de lanzas portadas por manos esqueléticas. De
entre los muertos, Irlas, príncipe de Mourkain, aparecía intermitentemente para
degollar a los más “grandotes” y volvía a escabullirse entre los cadáveres
andantes. Un orco nunca se cansa de luchar, pero tiene sus preferencias, y a
muchos de ellos empezaban a pelearse entre ellos en lugar de apalizar muertos
vivientes puesto que no suponían un reto.
Así pues, el ejército no muerto se había dedicado tanto a atacar la
retaguardia de la masa verde como a interceptar nuevos refuerzos que
descendiesen de las montañas, desde hacía días.
La batalla poco a poco estaba cayendo del lado de los muertos. La reposición
continua de tropas y la perdida de vigor pielverde así lo indicaban. Otto miró
hacía al lejano río al fondo del valle. Pensó en rezar a Sigmar para que su plan
se cumpliese… Sigmar. Otto dudaba mucho que Sigmar aprobase lo que estaba
haciendo. Sin embargo, era su Imperio lo que intentaba defender. En cualquier
caso, la columna de fuego que comenzó a emerger de los puentes del río era la
señal de que el ejército imperial había seguido sus consejos.
La horda sería derrotada y la
ciudad quedaría a salvo. Todo ello, en gran parte gracias a un ejército no muerto
liderado por un hechicero. Por un nigromante.
Segunda escuadra de herreruelos de Talabheim
El músico ya lo tenía pintado, faltaban los otros 4 jinetes.
Este mes asistí al torneo organizado por el Clan Kharnuz en Monzón
(Huesca). Al ser de sexta pura, he aprovechado para ampliar un poco el ejército
imperial.
Cinco miembros de la casa capitular en Talabheim de los caballeros
Pantera
Los filos de la eternidad
Después del torneo, retomé el pintado de los no muertos.
Aunque me desvié del segundo objetivo (llegar al torneo de leyendas con un ejército de condes vampiro), me sirvió para completar otro y avanzar en otros dos.
Veamos los números de marzo:
Entradas: 14
Ventas: 1
Pintadas: 4 herreruelos (8), 5 caballeros (10) y 14 esqueletos = 32
Estado de objetivos:
1. Balance: Acumulado – Compras + Ventas + Pintadas = -78 -14 + 1 + 32 = -59
2. Condes: 1028 + 151 (14 esqueletos con lanza y escudo con grupo de mando completo). 1.179/2500 puntos (47,16%)
3. Imperio: 20/20 miniaturas (100%) Completado.
4. Bonus: Orcos y goblins (0%)
5. Partidas: 2+4. 6/12 (50%).
En general he dado un buen empujón a los objetivos. Pero sigo teniendo muchas dudas del objetivo principal de reducir la marea gris. Sabiendo además de que caerá la caja Leviatán y, si saliese este año, la de TOW, sean Bretonia contra Reyes, Pieles Verdes contra Imperio, o solteros contra casados, por lo que también habrá que añadirla a la pila de la vergüenza.
Respecto al torneo organizado por el Clan Kharnuz tenía pensado hacer una crónica extensa sobre el mismo, pero sería alargar el artículo aún más. Estuvo maravillosamente organizado y el ambiente fue excelente. Y los escenarios son dignos de explicar detalladamente. En lo personal, 3 empates como tres soles con mis imperiales contra Ogros, Silvanos y Mercenarios y una mención en la pintura que me hizo mucha ilusión. Dejo algunas fotos de las batallas.
Un abrazo y Warhammer.
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