¿Cómo va la mañana? Una vez más vamos a sumergirnos en el Viejo Mundo, hoy de la mano de Duffman, que estuvo pintando para el torneo de Battlebunker, además de complementarlo con poner el ejército absolutamente engalanado y nos lo cuenta en la escalada de los lectores.
Encantado de escribir de nuevo
navegantes de mares grises en esta escalada de junio, aquí Duffman.
Capítulo
6: Reencuentro
Alfred Waismann, capitán de una de las guarniciones al norte de
Talabecland siempre había intentado enseñar todo lo que sabía a sus dos hijos.
Andrew, el mayor de los dos, fuerte y hábil con la espada, era la viva imagen
de su padre. Solo le gustaba leer sobre táctica y estrategia, pero lo hacía con
gran dedicación. Si todo seguía su curso, acabaría entrando en el ejército
imperial, y no como soldado raso.
Otto era todo lo contrario. Más débil y enfermizo que su hermano,
aunque con mucha más avidez por la lectura y el conocimiento. Sin embargo,
ambos gozaban del cariño de sus padres. Alfred más de una vez le explicó que
las victorias por conseguidas por la espada, solían desembocar en más guerras o
venganzas tarde o temprano. Pero las victorias conseguidas con la inteligencia era
más probable que durasen en el tiempo.
En una de las muchas noches de insomnio de Otto, escuchó a sus padres
hablar sobre el auténtico apellido de la familia. Debía proceder de alguna
noble estirpe, pero la conclusión fue que “los niños no están aún preparados
para llevar esa carga”.
Esto fue poco antes de que una mañana su padre entrase en casa abriendo
la puerta de una patada y se dirigiese a su esposa:
-
“No hay
tiempo. Una gran partida de norses viene del norte. Han burlado nuestras
defensas costeras y pronto estarán aquí. Coge a los críos, llevaos lo que podáis
y dirigios a Talabheim. Yo me uniré a la defensa.”
Fue el último día que vieron a su padre.
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El ejército no muerto llegó a las inmediaciones de la fortaleza de los
Guardianes de la Noche. Una de las ordenes de caballería encargada de vigilar
las fronteras de Silvania. Esperaba ver guardias y antorchas recortadas por la
luz de la luna llena, pero no fue así. El castillo parecía abandonado y sus
puertas estaban abiertas de par en par.
Otto, Hansel y Urlash las atravesaron con decisión. Otros hubiesen
dudado, pero es difícil tener miedo cuando uno mismo es la reencarnación del
mismo. El patio de armas estaba vacío salvo por una estatua de un caballero
imperial portando una guadaña, símbolo de la orden.
-
“Por fin
habéis llegado”. Exclamó una figura que antes de ser detectada por Otto ya se
encontraba delante de la estatua. Sin embargo, Urlash ya dominaba la situación
al haberse posado en lo alto de la escultura de un salto, listo para atacar al
menor indicio de peligro. “Veo que has crecido mucho hermanito. Aunque tus
amistades son cada vez más extrañas.” Prosiguió el desconocido.
Otto entrecerró los ojos, y vio la cara de su hermano bajo el yelmo de
aquel caballero. Mucho más pálida que la última vez, pero sin duda era su
hermano.
-
“¿Qué te
ha pasado hermano? ¿Te has convertido en un monstruo? ¿Has traicionado a la
familia y al Imperio?” Dijo Otto.
-
“No me
hagas reír hermanito. Mírate.” Dijo Andrew con una carcajada. “Pero te
equivocas en ambos casos. No soy un monstruo, aunque la mayoría de mortales así
lo consideren, y no he traicionado a nadie. Lo que sí he hecho es comprender
que el Imperio es débil. Una cáscara podrida y agusanada que más pronto que
tarde caerá si no se hacen una serie de sacrificios. No podremos salvarlo
siendo patéticos humanos y limitados por sus supersticiones y corto
entendimiento del mundo. Creo que tú también te has dado cuenta.”
Por la vergüenza que le producía tener que reconocer como ciertas esas
palabras, Otto simplemente calló con cara de impotencia.
-
“El día
que un heraldo de Vlad Von Carstein apareció a nuestras puertas, aprendí cual
era el verdadero camino a seguir.”
-
“Pero tu
sangre sigue la estirpe de los dragones sangrientos, no de los Von Carstein.
¿Acaso las dos estirpes se han unido?” dijo Hansel.
-
“No ni
mucho menos. Pero en tiempos tan aciagos las lealtades de las distintas
familias se mezclan y se traicionan en función de los intereses. Desde luego la
necesidad hace extraños compañeros de viaje”. Dijo Andrew mientras miraba a
Urlash con una sonrisa. “Ya hay varios vampiros sangrientos luchando por los
ideales de Vlad: Un Imperio fuerte bajo la protección de la no muerte. Incluso
esperamos convencer a algunos necrarcas de que un mundo gobernado por el Caos o
por ratas gigantes no es la mejor opción para obtener sangre de calidad. Del
clan Lhamia no esperamos nada. No sé si hay alma en el mundo que llegue a
comprender las verdaderas intenciones de dichas señoritas, aunque estoy seguro
de que ya conocen nuestros planes. Tenerlas como aliadas sería como dejar a un
niño cuidando de una hornada de galletas.” Dijo Andrew. “Esas sí que son
auténticos monstruos, hasta comparados contigo.” Volvió Andrew a mirar a Urlash
mientras hacia una reverencia burlona.
Otto hace tiempo que se sentía como un bebé intentando comprender como
funciona un girocóptero enano: La conversación se escapaba de su conocimiento
por completo. Empezaba a entender que había distintos clanes vampíricos y que
categorizar a todos como una sola entidad era un error. También asimiló que él
simplemente era un peón más en un tablero enorme, del cual Hansel, Urlash y
Andrew tenían muchísimo más conocimiento pero que aun así estaban lejos de su
completo control.
En cualquier caso, una vez quedó claro que todos compartían intereses,
partieron hacia el sur.
Como nota sobre el trasfondo,
indicar que mi objetivo es poder explicar la inclusión de todos los clanes
vampíricos en el ejército desviándome lo menos posible del trasfondo de Warhammer.
Aquí me estoy apoyando mucho en los programas de La Posada del Martillo, y la
Biblioteca del Viejo Mundo, pero soy consciente de que he metido más de un
gazapo.
Andrew Waismann. Este ha sido mi primer intento de NMM en dorado.
Espero mejorar la técnica en un futuro.
Otto Waismann. Tengo pensado en preparar una campaña personal para el V
Torneo de Leyendas (rezo a todos los dioses para que se produzca). En función
de los resultados que vaya obteniendo y las decisiones de mis rivales, acabará
convirtiéndose en un malvado nigromante o seguirá siendo fiel al Imperio. Esto
tengo que prepararlo y explicarlo bien más adelante. El hechicero Imperial ya
lo tenía pintado (es su versión no corrupta).
Repinté todos los esqueletos por dos motivos: No me gustaba mucho el resultado
con skeleton horde. Por otro lado, pienso que, ya que vas a putear al rival con
invocaciones, al menos haber perdido el tiempo en adecentarlos y no sacarlos de
una caja como si fuesen confetis. No los cuento para la escalada (más de 30)
porque los consideraba pintados, pero sí añadí 4 más desde 0.
A raíz de esto, hice peanas caseras de una sola fila con el objetivo de
poner y quitar miniaturas lo más rápido posible de la mesa sin hacer perder
tiempo al rival.
También preparé unas cartas con el trasfondo para el torneo de Vitoria,
en Battlebunker que comentaré el mes que viene. Esta idea la copié de un
jugador de Orcos y Goblins del III Torneo de Leyendas, diría que fue Cristian,
pero mis disculpas por no recordarlo.
4 muros que tenía pendientes por pintar algo de escenografía.
Por último, me apetecía mucho comenzar a pintar pieles verdes, y decidí
empezar por esta unidad puesto que, al ser singular, cumplía con los requisitos
de la retroescalada organizada por Carmen (escaladoras de este blog) cuyo blog
es “Wargames y Warcosas”.
Y con todo esto, veamos el mes de
Junio:
Entradas: 6 (Wallapop) + 37 (Imperium) + 72 (Caja
Leviatán) + 40 (“Regalo”, por parte de Puchi) = 155
Ventas: 2
Pintadas: 4 muros, 4 lanceros
esqueleto, lanzagoblins (6), 2 personajes = 16
Estado de objetivos:
1.
Balance: Acumulado – Compras + Ventas + Pintadas
= -45 -155 + 2 + 16 = -182
2.
Condes: 1.634 + 36 (4 lanceros esqueleto) + 88
(Vampiro Neonato con Aa2 y Armadura pesada) + 65 (Nigromante). 1.823/2500 puntos
(73%)
3.
Imperio: 20/20 miniaturas (100%) Completado.
4.
Bonus: Orcos y goblins: (6 miniaturas/80 puntos) (100%). Sin
valor objetivo
5.
Partidas: 8+1. 9/12 (75%).
Este mes la escalada ha recibido
varias heridas graves: Me llego el Premium de orkos de Imperium, la caja
Levithan y para empeorarlo aún más, mi “amigo” Puchi me regaló todo un lote de
orcos de la caja de sexta (un regalo envenenado como buen lagarto que es). La
única parte buena es que espero que de aquí a final de año solo entren las entregas
de Imperium y he puesto algunas pocas minis a la venta. Tengo medio año para
intentar remontar esto, aunque la situación es penosa y el desastre evidente.
Nota de Cordo: Descarrilamiento...
Respecto a jugar, libré una
batalla contra Puchi para probar las listas de camino al torneo del 1 de julio
organizado por BattleBunker en Vitoria del cual tengo unas ganas terribles.
Victoria de las cohortes de eslizones frente a los no muertos. El calor no les sentó
bien a mis esqueletos.
Como último consejo, recuerdo una
batalla comentada en la que Cordo decía “hay que leerse la propia lista”.
Aunque a priori pareciera una obviedad, con el tiempo me doy más cuenta de
cuánta razón hay en ese comentario. Por ello me he dedicado a releerme el libro
de condes, el manual de sexta y las faqs para intentar cometer el menor número
de fallos posibles jugando. No cuenta como minis pintadas, pero considero que
es tiempo que hay que dedicar de vez en cuando sobre todo si se juega
asiduamente y se usan reglas nuevas (no suelo jugar muchas unidades etéreas,
con veneno o invocaciones de Nehek con El Imperio).
Un abrazo y Warhammer.
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