¡Buenos días! Otra semana que pasa en esta época en que el frío cala los huesos, así que seguro que es buen momento para tomar algo caliente disfrutando del trasfondo escrito por los jugadores del V Torneo Leyendas en Miniatura. Hoy será Duffman, habitual del blog, quien continúe las historias que nos cuentan en sus escaladas, sobre este ejército de Condes Vampiro.
Hacía bastante tiempo que Otto Waismann había iniciado un nuevo camino. Tanto espiritual
como mundano. El antiguo hechicero del colegio Amatista había jurado proteger al Imperio de Sigmar y
por extensión a los humanos, por todos los medios. Incluso si ello implicaba aprender el uso de la
nigromancia para esgrimirlo contra los enemigos del hombre. Este propósito no fue voluntario, pero sí aceptado.
Consiguió defender la provincia de Averland de una amenaza pielverde, la cual sus
ignorantes gobernadores no fueron capaces siquiera de dimensionar. Sus gordos y grasientos traseros
seguían calientes en sus tronos. Sin embargo, serían tratados como héroes, mientras él, si fuera
descubierto, sería tildado de traidor, hereje y abominación.
¿En verdad los hombres merecían ser salvados? Ni en estos tiempos de extrema necesidad,
eran capaces de dejar al lado sus insignificantes disputas y ambiciones. Bretonia, El Imperio, Kislev,
Cathai, Sartosa, Estalia… Tienen diferencias que para ellos son irreconciliables, pero que para un orco o
un demonio parecen ridículas. Y por ello destriparán a cualquier hombre, mujer o niño sin preocuparle
su acento o el color de su bandera.
No ocurría así en la muerte. Los ejércitos no muertos son una sola entidad. Sin división, sin
cansancio, sin discusiones, sin miedo. Miles y miles de criaturas, pero con un solo propósito. Desde la
compañía de Grenzstadt, soldados imperiales zombificados hasta incluso los antiguos chuchoz de
Kubolz, jinetez de lobo goblin. Todos marchando con un solo objetivo. ¿Y cuál es ese objetivo? Luchar
contra los verdaderos verdugos del hombre, y seguramente del resto de razas e incluso del tiempo y el
espacio. Aquellos seres que traerán el fin de todo y de todos.
Y mientras, la ignorancia y la desidia sigue atenazando a su antiguamente amado Imperio, Otto
se dirige a Mourkain en busca de conocimiento. Aquella ciudad fue un antiguo bastión de la humanidad
arrasado por la marea verde hace muchos siglos. Pero sigue guardando el conocimiento de los primeros
vampiros. Durante el reinado de Uhsoran, se alcanzaron unas cotas de saber que, de recuperarlas,
serían de gran ayuda en estos tiempos de oscuridad.
Es por ello que el hechicero, mejor dicho, el nigromante, viaja, no solo con su antiguo maestro,
si no con dos de los herederos de aquel reino. Dos vampiros Strigoi. Unas bestias cargadas de odio, rabia
e ira. Es irónico que todos aquellos sentimientos los humanicen después de todo.
Por el camino ha aprendido a invocar y controlar, en la medida de lo posible todo tipo de
criaturas. Los Caballeros de la Carne Putrefacta, horrores forjados en criptas con carne y hueso o los
Viajeros de la Eternidad, los espíritus de antiguos caballeros que hace tiempo que olvidaron su origen.
Sin embargo, también se le han unido, bestias y horrores que no pueden ser manejados a voluntad,
simplemente intentar guiarlos para que aniquilen a los enemigos que se encuentren por el camino.
Pero de todo su ejército, son los miserables necrófagos los que le recuerdan a Waismann
porqué luchar. Ha pasado de verlos como el ejemplo de degradación máxima a la que puede llegar un ser
humano, a compadecerlos después de todo. Es este mundo, y aquellos que quieren acabar con la
civilización, los que los han empujado a convertirse en lo que son ahora.
Con todo esto, Otto es consciente de que ha llegado a un camino de no retorno, y ya tiene
pocas esperanzas de que Sigmar le perdone, al menos a la pequeña parte de su alma que aún cree en él.
Pero ya solo queda continuar el camino, y no va a dejar que ni las criaturas del mal, ni siquiera elfos ni
enanos se interpongan en su camino: Defenderá el Imperio, al menos mientras crea que lo merezca, con
su consentimiento o sin él.
Nota de Cordo: Si quieres saber más sobre cómo Otto ha llegado a ese punto, las escaladas de Duffman de 2023 incluyen todo ese proceso relatado de forma trasfondística.
Comandantes
- Conde Strigoi de nivel 1 con Músculos de Acero, Llamar a los Necrófagos y Forma de Murciélago
Héroes
- Neonato Strigoi con Músculos de Acero y Llamar a los Necrófagos
- Nigromante de nivel 2 con Libro de Arkhan y Pergamino de Dispersión
- Nigromante de nivel 1 con Talismán Negro y Pergamino de Dispersión
Básicas
- 5 lobos espectrales
- 5 lobos espectrales
- 9 necrófagos
- 9 necrófagos
- 11 zombis
Especiales
- 3 horrores de la cripta
- 6 espectros condenadores
- Varghulf
- 3 vargheists
Singulares
- Doncella espectral
- Demonio de los lamentos
Soy fan de Otto, un personaje más que muestra que los no muertos no son necesariamente los malos.
ResponderEliminarOstias gracias jajaja. Me ha hecho gracia el comentario. Si, la idea es darle un tono gris al personaje. Me gustan más que los que son buenos y perfectos, o malos malísimos. Creo que una de las gracia del trasfondo de Warhammer es todos esos matices que hacen más profundos a personajes y facciones de lo que parecen a primera vista.
EliminarMe gusta mucho esta mini serie sobre el porvenir del señor Weismann. ¿Acabará profesándole mayor lealtad a Nagash que a Sigmar? Pronto, en la siguiente escalada.
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